Convictos alaban y glorifican a Dios antes de ser fusilados en Indonesia

Los ocho hombres oraron al Señor y adoraron a Dios antes de ser ejecutados dijeron testigos en Indonesia.

La pastora Karina de Vega, que fue asignada como abogada para el preso nigeriano Okwudili Oyatanze, uno de los ejecutados en Nusakambangan Island en las primeras horas de la mañana del miércoles 29, dijo al Sydney Morning Herald que los presos cantaron: “Bendice al Señor Oh alma” y “Maravillosa Gracia mía” antes de ser alineados para luego ser fusilados por un pelotón.

Los ocho hombres se negaron a ser vendados, eligieron mirar a sus verdugos a los ojos. Pero su culto se vio interrumpido por los disparos.

«Ellos estaban alabando a su Dios», dijo la pastora Vega. «Fue impresionante. Esta fue la primera vez que fui testigo de que alguien se sintiera tan emocionado de conocer a su Dios».

Vega añadió que los ocho hombres unidos como hermanos, cantaron “una canción tras otra… como en un coro”.

«El no cristiano, creo, que también cantó en su corazón. Fue una experiencia grande», dijo.

Charlie Burrows, sacerdote de origen irlandés quien también estuvo presente en Nusakambangan Island, dijo a los periodistas que él y otros consejeros espirituales dijeron que esperarían en una tienda cercana, mientras las ejecuciones se llevaban a cabo. Dijo que se unieron al canto de los reclusos, los cuales fueron condenados por tráfico de drogas.

«Lo bueno es que todos los prisioneros fueron ejecutados juntos mientras oraban y cantaban. Se abrazaron y luego dijeron adiós», dijo a Reuters, Christina Widiantarti, abogada del preso brasileño, Rodrigo Muxfeldt Gularte y testiga de la ejecución.

Indonesia condenada por dichas ejecuciones

El gobierno de Indonesia ha defendido su decisión de seguir adelante con las ejecuciones, a pesar de la presión internacional para que conceda indultos. «Estamos librando una guerra contra crímenes horribles por drogas que amenazan la supervivencia de nuestra nación», dijo a los periodistas, el Procurador General, Muhammad Prasetyo.

«Me gustaría decir que una ejecución no es una cosa agradable. No es un trabajo divertido, pero hay que hacerlo con el fin de salvar a la nación del peligro de las drogas. No estamos haciéndonos enemigos de los países. Lo que estamos haciendo es luchando contra los delitos relacionados con las drogas».

Dos de los ejecutados, los australianos Andrew Chan y Myuran Sukumaran, ganaron la atención de los medios particulares en días previos a su muerte. Se les dio aviso de su condena inminente a sólo 72 horas del pasado sábado por lo que el gobierno australiano intervino, advirtiendo al presidente indonesio Joko Widodo por las repercusiones diplomáticas de la ejecución. El Consejo Mundial de Iglesias también instó a Widodo a que reconsiderara.

El primer ministro de Australia, Tony Abbott ha calificado las ejecuciones de «crueles e innecesarias» por lo que retiró al embajador de Australia de Indonesia.

«Respetamos la soberanía de Indonesia, pero nosotros deploramos lo que se ha hecho y esto no puede ser simplemente como hasta ahora», dijo a los periodistas en Canberra.

«Quiero hacer hincapié en que se trata de una relación muy importante entre Australia e Indonesia, pero ha sufrido como consecuencia de lo que se ha hecho en las últimas horas», resaltó.

Iglesia Hillsong se ganó a dos reos para Jesús

Los líderes religiosos también se han pronunciado en contra de la pena de muerte. Brian Houston, pastor principal de la Iglesia Hillsong, estuvo en contacto casi a diario con Chan antes de su muerte.

Chan fue declarado culpable de co-dirigir una operación de contrabando de heroína conocida como la ‘Bali Nine’ junto con Sukumaran pero se convirtió al cristianismo en la cárcel. Estudió teología y fue ordenado ministro a principios de este año. Se casó con su prometida, Febyanti Herewila, dos días antes de su ejecución.

Houston dijo que había sido un gran privilegio conocer a Chan y a Sukumaran en los últimos meses. «Por todas las cuentas, estos dos jóvenes… no sólo han aceptado la misericordia y el perdón de Jesucristo, se rehabilitaron a sí mismos como miembros respetables del sistema penitenciario», dijo Houston.

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