ISRAEL. – Hace unas semanas, la prensa informó que los líderes haredi (ultra ortodoxoS) de la ciudad Petach Tikva, estaban denunciando “actividad misionera” en el lugar. La pequeña ciudad en el centro de Israel está gobernada por el partido Shas, de línea dura. Su preocupación es que en los locales estaban aceptando el material distribuido por grupos de judíos mesiánicos (que creen en Jesús como el Mesías).
De hecho, la campaña contra los misioneros es una antigua práctica de organizaciones como Yad L’Achim y de Judíos para el Judaísmo. El argumento más común es que el objetivo de los cristianos es «destruir al pueblo judío» y hacerlos abandonar su antigua fe en un solo Dios.
Para el sitio mesiánico Kehila News, «parece que la comunidad haredi se enfrenta a una crisis espiritual de proporciones históricas». Los seguidores de la rama ultra ortodoxa pasan la mayor parte de su tiempo estudiando la Torá, pero ahora muestran una disposición a buscar respuestas de otras fuentes además de sus tradiciones.
Esa sería la razón por el cual el material de los mesiánicos está prohibido en ciudades gobernadas por esta rama estricta del judaísmo, por eso las autoridades están instando a la gente a no leerlo y que los entreguen para que «no causen más daño».
Los misioneros que divulgan a Jesús como Mesías se presentan como una corriente judía que también utiliza el Nuevo Testamento, un libro judío que complementa el Tanach (Antiguo Testamento).
A menudo no pueden hablar abiertamente, por eso distribuyen literatura sobre el tema. Por estar en riesgo de persecución, su trabajo se realiza sin llamar la atención. Para muchos expertos, lo que sucede en Israel es «un avivamiento silencioso».
Curiosamente, cuando se apela a los ciudadanos de Petach Tikva sobre la lectura del material, el alcalde admitió que ya eran «cientos» de personas que estaban siendo engañados. Al hacerlo, sin saberlo, admitió que muchos ultras ortodoxos han reconocido a Jesús como el Mesías.
Para aquellos que conocen la realidad de Israel, la afirmación es sorprendente, ya que el argumento principal de los rabinos es que los que se dejan engañar por los misioneros son aquellos ignorantes de la Torá. Sin embargo, la admisión de que el grupo más religioso del país, está perdiendo miembros porque se están volviendo mesiánicos, es una gran alarma.
El «avance» en el número de seguidores de Cristo ha preocupado tanto a los líderes religiosos judíos, que las leyes fueron creadas con el objetivo de suprimir la libertad religiosa. Por ejemplo, desde junio de 2015, la municipalidad de Jerusalén está obligada a consultar a los rabinos de la ciudad antes de permitir que los cristianos lleven a cabo eventos en la ciudad, por temor a que convenzan a los judíos a seguir a Jesús.
Esta semana, alrededor de una docena ultra ortodoxos invadieron una reunión de cristianos en el sitio tradicional del Cenáculo, donde se celebró la Última Cena y dónde se encuentra la supuesta tumba del rey David. Algunos gritaban: «¡El pueblo judío vive para siempre!», mientras que otros decían: «Que el nombre de su dios falso se apague para siempre».
Incluso más interesante, fueron las últimas declaraciones del rabino Chaim Kanievsky, una autoridad líder en la sociedad judía de haredi. Sus mensajes recientes han sido claros e inequívocos: todos los judíos deben volver a Israel tan pronto como sea posible.
Para él, se trata de una acción espiritual que marca la llegada del Mesías judío. Durante una reunión pública dijo: «El Mesías ya está aquí. Él ser revelará muy pronto».