INDIA.- Un misionero que estuvo de paso por Brasil contó sobre sus experiencias en la India. Una de las más fuertes es la historia de Andira, una mujer que perdió ocho dedos por no negar su fe en Jesucristo. Ella ya había sido amenazada por su suegro, pero resistió hasta que alcanzó su victoria, la conversión de su familia.
Él cuenta: «Cuando ella se convirtió, su suegro quería poner sus manos dentro de aceite caliente. El hecho de haber aceptado a Jesucristo como Señor de su vida la hizo sufrir duras persecuciones dentro de su propia casa. Su suegro le prohibía orar dentro de casa y decía: ‘Usted tiene que rechazar a ese Dios’. Pero ella siguió orando».
«Insatisfecho con la elección de la nuera, que dejó la idolatría a varios dioses hindúes para seguir al único y verdadero Dios, el suegro colocó las manos de la joven en aceite caliente. Nuestra hermana en Cristo perdió ocho dedos, pero siguió adorando a Dios. Ella no perdió la alegría de servir a Jesús».
Después del acontecimiento, la mujer cristiana permaneció luchando por su familia, hasta que la obra de Dios fue realizada. «Su fidelidad al Evangelio y buen testimonio hicieron que su marido e hijo también tomaran la decisión de seguir a Cristo y ser bautizados. Ella no se preocupa por haber perdido los dedos, pues tiene la certeza de que irá al cielo, a vivir una vida eterna «, cuenta el misionero.
«Puedo perder toda mi mano, pero no puedo aceptar quedarme sin Dios», dijo Andira al misionero. Él resalta: «A causa de esa familia, la aldea donde ellos viven también comenzó a creer en Jesús. Ellos se han dedicado a anunciar el Evangelio por todos los lugares que pasan. Hoy, el marido es pastor en seis iglesias», explica.
Él resalta que ese testimonio es el resultado de las ofertas que la gente envía a misiones. «Incluso con la toda persecución que sufrimos, estamos alentados a ir y predicar el Evangelio. Las luchas son diarias. Nuestro medio de transporte, por ejemplo, es la moto y la bicicleta, porque por ahí las calles son lodosas y si usamos un carro es seguro que el neumático se pegará».
«Como llegamos a recorrer hasta 40 km para evangelizar, la única alternativa son los vehículos ligeros. Las oraciones de las iglesias brasileñas nos motivan a hacerlo todos los días», finalizó. Andira es un nombre ficticio por motivos de seguridad.
[ Fuente: Puertas Abiertas ]