REINO UNIDO. – Un reciente informe del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos está causando gran debate en Europa. De acuerdo con la evaluación del equipo de observadores de la ONU que visitó el Reino Unido, existe la preocupación de que los niños sean obligados a participar en los servicios religiosos y de cultos.
Ir a la iglesia sería una «violación de los derechos humanos», afirman los responsables por el Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. Por lo tanto, recomiendan que el gobierno «suprima las disposiciones legales sobre la frecuencia obligatoria a encuentros de adoración colectiva».
Siguiendo una tradición histórica, la mayor parte del sistema educativo del Reino Unido está en manos de las iglesias. Por quinto año, la asistencia a los servicios religiosos es parte de las actividades, como clases de educación religiosa. Sólo están exentos si los padres no autorizan o pertenecen a otra fe.
El material compila 150 recomendaciones, y señala a que Gran Bretaña puede estar violando la Carta de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño en varios aspectos. En el informe no se hace mención de las violaciones de los derechos humanos por parte de la comunidad islámica, que se ejecuta en varias escuelas.
Posiblemente porque el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos Zeid Ra’ad Al Hussein es, un príncipe jordano, que profesa la fe musulmana. También ignora el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que garantiza a cada ser humano, la «libertad de manifestar su religión o creencia» en público o privado.
David Burrowes, un parlamentario conservador, afirma que este informe debe ser tirado a la basura. «El acto colectivo de culto no es un ejercicio de adoctrinamiento. Es reconocer y respetar la herencia cristiana del país y dar a la gente una oportunidad para reflexionar».
Burrowes, aprovechó la oportunidad para hacer una acusación grave: «La ONU debe pasar más tiempo haciendo su trabajo principal de prevenir guerras y genocidio, en lugar de meter las narices en las aulas de otros países».
Se refería al hecho de que la organización se niega a reconocer que hay un genocidio contra los cristianos en curso en el Oriente Medio.