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Religiosidad vs. Inmoralidad: ¿Cuál es peor?

Imagen de Jesús siendo víctima de la religiosidad de los judíos
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NOTICIACRISTIANA.COM.- La religiosidad ha sido objeto de crítica en diversas tradiciones espirituales. Al observar la enseñanza de Jesús, se puede argumentar que es más peligrosa que la inmoralidad. Esta idea puede resultar provocativa, pero merece un análisis profundo.

El autor Luciano Subirá escribió un artículo para Guiame donde evalúa cuál es el peor comportamiento, si el extremista religioso o el inmoral. A continuación, su reflexión:

La peligrosidad de la religiosidad

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Foto: Freepik.

La religiosidad, a menudo, se presenta como una fachada de piedad. Esto puede llevar a los individuos a una especie de inmunidad espiritual, donde el arrepentimiento se convierte en algo ajeno. En este sentido, el religioso, al parecer, es un pecador que no se siente culpable.

En la Biblia, se menciona que la ciudad de Sodoma habría respondido al mensaje de Jesús de manera más receptiva que los judíos contemporáneos. Esto resalta la gravedad de la religiosidad. En Mateo 11:23-24, Jesús advierte sobre el juicio que recaerá sobre Cafarnaúm, un lugar que presenció sus milagros.

“Cafarnaúm, ¿serás llevada al cielo? ¡No, descenderás al Hades!” Esta declaración indica que aquellos que han visto más tienen una mayor responsabilidad. La religiosidad puede cegar a las personas, impidiéndoles reconocer su verdadera condición espiritual.

Comparación con la Inmoralidad

La enseñanza de Jesús también sugiere que las personas consideradas inmorales pueden estar más cerca del reino de Dios. En Mateo 21:28-32, Jesús relata la parábola de dos hijos. Uno afirma obedecer, pero no lo hace, mientras que el otro, inicialmente desobediente, se arrepiente y actúa.

Este relato pone de manifiesto que la verdadera obediencia no reside solo en las palabras, sino en las acciones. Los fariseos, que eran los religiosos de su tiempo, se ven confrontados por la realidad de que aquellos a quienes despreciaban podrían, en última instancia, entrar al reino de Dios antes que ellos.

Las apariencias no son suficientes. Pasar horas en la iglesia no garantiza una relación auténtica con Dios. La verdadera obediencia trasciende la mera conformidad externa.

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Los peligros de la justicia propia y el orgullo

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Foto: La mente es Maravillosa.

La religiosidad a menudo va acompañada de dos actitudes dañinas: la justicia propia y el orgullo. La justicia propia es un engaño peligroso. En Lucas 18:9, Jesús menciona la parábola del fariseo y el publicano. Aquí, el fariseo se siente superior debido a su aparente rectitud.

Sin embargo, la Biblia nos enseña que todos somos imperfectos. Isaías 64:6 nos recuerda que nuestra justicia es como trapos de inmundicia. La salvación no proviene de nuestras obras, sino de la gracia de Dios.

El orgullo es otro obstáculo significativo en la vida del religioso. La Escritura nos advierte sobre la jactancia. Efesios 2:8-9 enfatiza que somos salvos por gracia, no por obras, para que nadie se gloríe. Pablo, en 1 Corintios 1:29, refuerza esta idea, señalando que nadie debe jactarse ante Dios.

En conclusión, la religiosidad puede ser más perjudicial que la inmoralidad. Esto se debe a que puede bloquear el arrepentimiento y fomentar una falsa sensación de justicia. La verdadera transformación espiritual requiere humildad y un reconocimiento profundo de nuestra dependencia de Dios.

Es vital que cada individuo examine su vida espiritual. La verdadera devoción no se mide por la apariencia, sino por una relación auténtica con el Creador. La religiosidad puede ser un obstáculo en este camino, haciendo que los creyentes se sientan cómodos en su estado actual, sin buscar la verdadera transformación.

La invitación es a vivir una fe genuina, que no se base en la apariencia, sino en un corazón dispuesto a arrepentirse y a seguir el llamado de Dios. La verdadera obediencia es aquella que, a pesar de las fallas, busca constantemente acercarse a la voluntad divina, dejando atrás la hipocresía y el orgullo.

Texto adaptado del libro «Hasta que nada más importe». Luciano P. Subirá es responsable de Orvalho.Com, un ministerio de enseñanza bíblica. También es pastor de la Comunidad Alcance en Curitiba/PR.

Foto de portada: Mundo Bíblico.


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