NOTICIACRISTIANA.COM. – El séptimo tema del trimestre en la Lição Bíblica de Adultos de la Casa Publicadora de las Asambleas de Dios (CPAD), editorial vinculada a la Convención General de las Asambleas de Dios en Brasil (CGADB) profundizó en uno de los fundamentos esenciales del cristianismo: Jesús.
“Las naturalezas humana y divina de Jesús”. Esta enseñanza, impartida en todas las iglesias de las Asambleas de Dios en Brasil, resalta cómo la Biblia presenta a Cristo como plenamente Dios y plenamente hombre, una combinación única que sostiene la redención de la humanidad.
El comentarista Esequias Soares da Silva, reconocido por su trayectoria en estudios teológicos, estructuró el estudio en tres ejes bíblicos que demuestran la perfecta unión de ambas naturalezas en Jesús.
1. La humanidad de Jesús: descendiente de David
El apóstol Pablo enfatiza en Romanos 1:3 que Jesús proviene de la descendencia de David “según la carne”, lo que lo vincula a la genealogía real de Israel. Los registros de Mateo y Lucas (Mt 1:1-16; Lc 3:23-38) no son simples formalidades, sino pruebas concretas de su humanidad histórica.
“Jesús nació de María, una mujer real, en un contexto cultural y familiar específico. Él experimentó hambre, sueño, dolor y alegría como cualquier ser humano”, explica Soares. Sin embargo, la concepción virginal por obra del Espíritu Santo (Mt 1:20; Lc 1:35) establece el vínculo entre su humanidad y su divinidad, evidenciando la intervención sobrenatural de Dios.
2. La divinidad de Jesús: declarado Hijo de Dios con poder
En Romanos 1:4, Pablo añade que Jesús fue “declarado Hijo de Dios en poder”, lo que subraya su naturaleza divina. Soares destaca que la expresión “Jesucristo, nuestro Señor” no deja dudas sobre su identidad: “Él no es un profeta elevado ni un semidiós, sino Dios encarnado”.
Además, en Romanos 9:5, el apóstol afirma que Cristo es “Dios bendito eternamente”, confirmando que su divinidad no se vio anulada por su encarnación.
3. Filipenses 2:5-11: La humillación y exaltación de Cristo
El llamado himno cristológico de Filipenses 2:5-11 revela el concepto de kenosis (vaciamiento). “Aunque era Dios, Jesús no usó sus prerrogativas divinas para evitar el sufrimiento”, señala Soares.
El término griego morphē (“forma”) indica que Cristo nunca dejó de ser Dios, pero asumió la limitación humana (Fp 2:6-8). Este pasaje, posiblemente un canto de las primeras iglesias, demuestra que su sacrificio en la cruz solo tiene significado redentor porque Él es, a la vez, el Dios eterno y el Siervo sufriente.
Por qué la doble naturaleza de Jesús es esencial para la fe
La lección enfatiza que la salvación depende de la verdad de que Jesús es verdadero hombre (para representar a la humanidad y morir en su lugar) y verdadero Dios (para dar valor infinito a su sacrificio).
“Si Cristo no fuera hombre, no podría ser nuestro sustituto; si no fuera Dios, su sangre no tendría poder para redimir al mundo”, explica Soares.
Asimismo, se advierte sobre distorsiones doctrinales que minimizan alguna de sus naturalezas, ya sea viéndolo solo como un “maestro espiritual” (negando su divinidad) o como un ser inalcanzable (negando su humanidad).
“La encarnación es un misterio, pero no una contradicción. Negar cualquiera de sus aspectos es alterar el Evangelio”, enfatiza el comentarista.
Un fundamento inquebrantable
La lección concluye reafirmando que la doctrina de las dos naturalezas de Cristo, definida en el Concilio de Calcedonia (451 d.C.), no es una tradición arbitraria, sino una interpretación fiel de las Escrituras.
“Como los primeros cristianos, debemos proclamar: Jesús es el Emanuel, Dios con nosotros (Mt 1:23), quien ‘se manifestó en carne’ (1Tm 3:16) para nuestra salvación”, finaliza Esequias Soares.
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