NOTICIACRISTIANA.COM- Recientemente, científicos de la empresa Colossal Biosciences, hicieron un anuncio que parece sacado directamente, de una película de ciencia ficción: han creado lo que denominan, un «ratón lanudo», un animal que resulta de la mezcla, del ADN de ratones modernos, con el ADN de antiguos mamuts lanudos.

Esta creación, podría parecer una simple curiosidad científica, pero es un avance importante, en el campo de la ingeniería genética, y plantea profundas preguntas, sobre los límites éticos, espirituales y científicos, de la manipulación genética.
El CEO de Colossal Biosciences, Ben Lamm, explicó cómo su equipo logró modificar, los embriones de ratón, al introducir ADN de mamut lanudo, con el objetivo de conferirles características físicas, asociadas a esta especie extinta: un pelaje más grueso, un cuerpo más grande, y una mayor resistencia al frío.
Este proyecto ha sido calificado, como una «prueba de concepto», en los esfuerzos por revivir especies extintas. Si el «ratón lanudo» es exitoso, los científicos esperan poder aplicar esta misma técnica, para la resurrección de otras especies, como los mamuts lanudos, que hace miles de años, caminaban por la Tierra.
Aunque el mundo científico, celebra este avance como un logro importante en ingeniería genética, este proyecto también invita a reflexionar, sobre las implicaciones espirituales, de estas investigaciones.
¿Es correcto que los humanos, con su avanzada tecnología, busquen manipular, y resucitar lo que una vez fue? ¿Estamos cruzando una línea moral, que no deberíamos? ¿Qué consecuencias espirituales podrían derivarse, de estos intentos de restaurar, especies extintas?

Los días de Noé y la corrupción de la creación
Para muchos creyentes, el proyecto de revivir especies extintas plantea serias preguntas espirituales. A la luz de las Escrituras, algunos ven paralelismos con la corrupción que tuvo lugar en los días de Noé. En el Evangelio de Lucas, Jesús advirtió: «Como fue en los días de Noé, así será en los días del Hijo del Hombre» (Lucas 17:26).
En esos días, la humanidad estaba tan corrompida que Dios, en su juicio, envió el diluvio para limpiar la Tierra de la maldad. En Génesis 6:4, se menciona a los Nefilim, una raza de gigantes nacida de la unión antinatural entre los «hijos de Dios» (que muchos interpretan como ángeles caídos) y mujeres humanas. Esto fue visto como una alteración directa de la creación de Dios, una manipulación genética que llevó a la corrupción del mundo.
Para algunos, el intento actual de jugar con el ADN de los mamuts lanudos y otros seres extintos recuerda esa antigua corrupción. Al igual que los Nefilim interfirieron con la naturaleza de los seres humanos, la manipulación genética de las especies animales modernas podría ser vista como un cruce de los límites divinos establecidos por Dios.
Al introducir ADN de criaturas extintas en organismos modernos, los científicos están alterando el orden natural de las especies, lo que genera preguntas sobre si están desafiando el diseño original de la creación.
¿Estamos resucitando el pasado o creando algo peligroso?
Lo más inquietante es que la tecnología actual podría no limitarse a resucitar animales extintos. En teoría, los mismos avances genéticos que permiten la creación de un «ratón lanudo» podrían utilizarse para resucitar especies humanoides extintas, como los neandertales.
Si esto sucediera, surgirían serias cuestiones éticas y espirituales. ¿Estos seres tendrían alma? ¿Formaban parte del diseño original de Dios, o podrían ser producto de la misma corrupción que condujo a la caída de la humanidad en los días de Noé?
El acto de intentar resucitar a los neandertales o a otras especies humanas extintas podría ser visto como un cruce de una frontera espiritual peligrosa.
¿Estamos jugando a ser Dios al intentar restaurar lo que ya se ha ido, sin considerar las posibles consecuencias? Los creyentes en Cristo podrían interpretar estos esfuerzos como una repetición de los errores que llevaron a la humanidad a la catástrofe del diluvio.

¿Deberíamos actuar con cautela?
Romanos 1 advierte que la humanidad cambiará la verdad de Dios por la mentira y adorará la creación en lugar del Creador. En la búsqueda científica por recuperar especies perdidas, es posible que se esté ignorando la dimensión espiritual de estas acciones.
Como cristianos, estamos llamados a ser sabios y discernir cuándo el conocimiento humano cruza el límite de la moralidad divina. Los avances tecnológicos y científicos no deben cegarnos ante la verdad y los principios establecidos por Dios en las Escrituras.
Si bien la creación del «ratón lanudo» podría parecer un logro admirable desde el punto de vista científico, también es un recordatorio de que la humanidad debe proceder con cautela.
El regreso de Jesús, tal como lo advirtió en Lucas 17, podría estar más cerca de lo que pensamos. Como en los días de Noé, los creyentes debemos estar listos, preparados y firmes en nuestra fe, defendiendo la verdad y proclamando el evangelio en medio de una generación que, a menudo, ignora las señales espirituales que nos rodean.
En última instancia, la ciencia y la tecnología tienen el poder de avanzar, pero la Iglesia debe mantenerse alerta, discerniendo cuidadosamente qué es moralmente correcto y lo que puede estar cruzando límites que no deberían ser tocados.
Al igual que Noé, estamos llamados a ser fieles, defender la verdad y proclamar la palabra de Dios con valentía.
Artículo por: Charisma News.
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