NOTICIACRISTIANA.COM- El chisme es un tema que ha sido tratado en muchas ocasiones dentro de la Escritura, y es un comportamiento que sigue siendo relevante hoy en día.
En la sociedad moderna, el chisme parece estar presente en conversaciones cotidianas, redes sociales y en muchos aspectos de la vida.
Sin embargo, la Biblia habla claramente sobre las consecuencias de hablar mal de otros y nos enseña el valor de las palabras y el impacto que tienen en nuestras relaciones y en nuestra vida espiritual.

El chisme según la Biblia: una forma de pecado
La Biblia, en varios pasajes, denuncia el chisme como una conducta pecaminosa. En Proverbios 11:13, se nos enseña: “El chismoso revela secretos; el de espíritu fiel lo guarda todo.”
Este versículo resalta cómo el chisme no solo perjudica la reputación de las personas, sino que también daña la confianza. La actitud de compartir información privada o dañina sobre otros puede crear división, desconfianza y resentimiento.
Proverbios 16:28 también habla sobre las consecuencias de un chismoso: “El hombre perverso provoca contiendas, y el chismoso aparta a los mejores amigos.”
Aquí se nos enseña que el chisme tiene el poder de dividir a las personas, separando incluso a aquellos que eran amigos cercanos. Esto ilustra cómo las palabras, cuando se usan para hablar mal de otros, pueden tener un impacto devastador en nuestras relaciones.
El poder de la lengua
La Biblia subraya que la lengua tiene un poder inmenso, tanto para bien como para mal. En Santiago 3:5-6 se dice: “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas.
He aquí, cuán grande bosque enciende un pequeño fuego. Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad; la lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.”
Este pasaje refleja la naturaleza destructiva de las palabras, que pueden incendiar la vida de una persona si no se controlan adecuadamente.
De esta manera, el chisme, que es una forma de uso irresponsable de la lengua, es algo que debemos evitar. Hablar mal de otros, incluso si lo hacemos de manera disimulada, tiene el poder de causar gran daño.
Las consecuencias pueden no solo afectar las relaciones humanas, sino también nuestra relación con Dios, ya que las Escrituras nos llaman a construir y no a destruir con nuestras palabras.

El chisme y su relación con el amor cristiano
El apóstol Pablo, en Efesios 4:29, da una guía sobre cómo deben ser nuestras palabras: “No salga de vuestra boca ninguna palabra corrupta, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.”
Aquí, Pablo nos invita a usar nuestras palabras para edificar y no para destruir. La palabra “edificación” hace referencia a construir, fortalecer, y hacer crecer a los demás, en lugar de dañarlos o socavarlos.
El amor cristiano, que debe ser el fundamento de la vida de los creyentes, se opone totalmente al chisme. En 1 Corintios 13:7, el amor se describe de esta manera: “Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” El amor verdadero, el amor de Dios, no es el que critica, calumnia ni destruye la reputación de otros, sino el que busca el bienestar y la paz.
La solución: hablar con sabiduría y compasión
La Biblia no solo nos da advertencias sobre el chisme, sino también nos ofrece soluciones para vivir una vida de rectitud en cuanto a nuestras palabras. En Colosenses 4:6, Pablo exhorta: “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.”
Esto sugiere que nuestras palabras deben ser cuidadosas, sabias y llenas de gracia. En lugar de hablar a la ligera o de manera dañina, debemos buscar la sabiduría de Dios y hablar con compasión y respeto.
Además, en Mateo 18:15-17, Jesús nos ofrece una guía sobre cómo tratar los conflictos de manera directa y amorosa, sin recurrir al chisme. Si tenemos un problema con alguien, debemos ir directamente a esa persona para resolver la situación en privado antes de hablar con otros. Esta práctica, lejos de alimentar el chisme, promueve la reconciliación y la paz.
Conclusión
La Biblia nos enseña claramente que el chisme no tiene cabida en la vida del creyente. Las palabras tienen un gran poder y, cuando se usan para dañar o dividir, pueden destruir lo que Dios ha construido.
Como cristianos, debemos evitar hablar mal de los demás, y en lugar de eso, debemos procurar construir relaciones basadas en el amor, la gracia y la verdad. Al controlar nuestra lengua y hablar con sabiduría, podemos reflejar el carácter de Cristo y promover la paz y la unidad en nuestro entorno.
Artículo por: www.gotquestions.org
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