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¿Qué es dar la gloria a Dios?

En la Biblia, la palabra “gloria” refleja la manifestación impresionante de la presencia de Dios.
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NOTICIACRISTIANA.COM- En la Biblia, la palabra “gloria” refleja la manifestación impresionante de la presencia de Dios. En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea kavod se traduce como gloria, y se entiende como algo pesado, importante o de gran valor.

Este término conecta la gloria de Dios con el honor y el significado eterno que Él tiene en la creación. En Éxodo 24:17, la gloria de Dios se describe como un “fuego consumidor” que desciende sobre el Monte Sinaí, una imagen poderosa que subraya la majestuosidad y el poder divino.

Los serafines, en Isaías 6:3, alaban a Dios proclamando: “¡Santo, santo, santo, es el Señor de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria!”. La gloria de Dios no solo se limita al templo o al cielo, sino que llena toda la creación, pues todo lo que existe es obra de Él.

En el Nuevo Testamento, la palabra griega doxa se utiliza para describir la gloria de Dios. Mientras que para los griegos doxa implicaba reputación y honor, los cristianos adaptaron el término para referirse a la gloria divina, especialmente a la manifestación de esa gloria a través de Jesucristo.

En Hebreos 1:3, Jesús es descrito como “el resplandor de la gloria de Dios”, pues su vida encarna perfectamente la presencia y carácter del Padre. Así, la gloria de Dios no solo es una presencia visible, sino también un resplandor que ilumina toda la creación, revelando su autoridad, majestad y poder.

¿Por qué Solo Dios Merece la Gloria?

En nuestra sociedad, es común que se otorgue gloria a figuras influyentes, líderes y celebridades. Sin embargo, la Escritura es clara en que solo Dios merece toda la gloria. Cualquier intento de glorificar algo que no sea Dios se considera idolatría.

Como vemos en Apocalipsis 4:11, los 24 ancianos se postran ante Dios, diciendo: “Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”.

Nada existe por sí mismo; todo depende de Dios. Los seres humanos, por más logros que tengan, no pueden afirmar que su existencia es producto de su propia voluntad.

Además, Dios es completamente santo y perfecto, lo que lo hace único en su capacidad para recibir gloria. Como Ana expresó en 1 Samuel 2:2, “No hay santo como el Señor; no hay nadie fuera de ti; no hay roca como nuestro Dios”. La gloria de Dios es una gloria perfecta, sin mancha, que ningún ser humano puede igualar.

Finalmente, la Biblia afirma que todo en la vida, incluso nuestras acciones cotidianas, debe hacerse para la gloria de Dios. En 1 Corintios 10:31, Pablo nos insta a hacer todo “para la gloria de Dios”, recordándonos que nuestra vida y todo lo que hacemos deben reflejar su grandeza.

La Restauración de la Gloria de Dios en la Tierra

Aunque Dios creó todo con el propósito de glorificarse, el pecado entró en el mundo a través de la caída de Adán y Eva, distorsionando la creación y separando a la humanidad de su propósito original.

Sin embargo, Dios, en su plan redentor, restauró la gloria de su presencia a través de Jesucristo. En Cristo, Dios estableció su reino y abrió el camino para que la humanidad pudiera reconciliarse con Él y glorificarle nuevamente.

La Escritura también nos habla de un futuro en el cual la gloria de Dios llenará la Tierra completamente. En Habacuc 2:14, leemos que “la tierra será llena del conocimiento de la gloria del Señor, como las aguas cubren el mar”.

Esta visión de la restauración final de la gloria de Dios es un tema recurrente en las profecías bíblicas. En Apocalipsis, se describe cómo la Nueva Jerusalén será iluminada por la gloria de Dios, y no necesitará sol ni luna, porque su luz eterna será suficiente para todo el universo (Apocalipsis 21:23).

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¿Cómo Participamos en la Glorificación de Dios?

Como seres creados a imagen de Dios, nuestra misión es reflejar su gloria en todo lo que hacemos. La obediencia a sus mandamientos, la adoración sincera y la oración constante son formas en las que podemos vivir para la gloria de Dios.

Como lo expresó el Salmo 95:6: “Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos ante el Señor, nuestro Hacedor”. La adoración no solo se da en la iglesia, sino en cada aspecto de nuestra vida diaria, desde el trabajo hasta la familia.

Además, al vivir “en Cristo”, los creyentes son habilitados por el Espíritu Santo para manifestar la gloria de Dios en sus vidas. Como Jesús dijo en Juan 14:15, “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. Al seguir a Cristo, nuestras acciones reflejan su gloria y atraen a otros hacia Él.

Beneficios de Vivir Para la Gloria de Dios

Cuando vivimos para glorificar a Dios, experimentamos una vida llena de propósito y satisfacción. El cumplir con el propósito divino nos da una paz profunda y una esperanza segura. Además, Dios nos promete bendecir nuestras vidas, no necesariamente con riquezas o fama, pero sí con lo que realmente necesitamos: sabiduría, dirección, y paz interior (Mateo 6:33).

Finalmente, la mayor recompensa de glorificar a Dios es la vida eterna en su presencia. Vivir para su gloria nos lleva a un estado de gozo eterno, en el cual estaremos con Él para siempre, compartiendo de su luz y majestad. Como dijo Jesús: “Si alguien me sirve, mi Padre lo honrará” (Juan 12:26).

En conclusión, Soli Deo Gloria no es solo una doctrina teológica, sino un llamado a vivir nuestras vidas reflejando la gloria de Dios en cada momento, en cada acción, y en cada relación. Es un recordatorio de que todo lo que hacemos debe apuntar hacia Él, el único digno de toda gloria.

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Artículo por: Christianity.com.


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