NOTICIACRISTIANA.COM- En el Evangelio de Juan, capítulo 20, versículo 17, se relata un encuentro entre Jesús resucitado y María Magdalena en el que Él le dice: «No me toques, porque aún no he subido al Padre». Este pasaje ha generado diversas interpretaciones y reflexiones sobre su significado.
María Magdalena, una seguidora devota de Jesús, fue testigo de su crucifixión y sepultura. Al amanecer del primer día de la semana, se dirigió al sepulcro para ungir su cuerpo, pero encontró la tumba vacía.
Posteriormente, tuvo una conversación con dos ángeles y, al volverse, vio a Jesús en pie, aunque no lo reconoció de inmediato. Al pronunciar Él su nombre, «María», ella lo reconoció y exclamó «Raboni», que significa maestro.
Interpretaciones de las Palabras de Jesús
- Evitar el Apego Exclusivo
Una interpretación sugiere que Jesús le pidió a María que no se aferrara a Él físicamente, ya que su relación debía transformarse. Él ascendía al Padre y estaría presente de una nueva manera, no limitada a una forma física. Por lo tanto, María debía soltarlo para permitir que otros también experimentaran su presencia.
- Cumplimiento de la Misión Espiritual
Otra perspectiva indica que Jesús quería que María comprendiera que su misión terrenal había concluido y que Él debía ascender al Padre. Por ello, le encargó ir a los discípulos para anunciarles su resurrección, marcando el inicio de una nueva etapa en la relación con sus seguidores.
- Transición de la Relación Física a la Espiritual
Algunos estudiosos apuntan que Jesús le pidió a María que no lo tocara para señalar que su resurrección inauguraba una nueva forma de relación. Ya no sería una presencia física constante, sino espiritual, accesible a través de la fe y el Espíritu Santo.
- Jesús como el Sumo Sacerdote
Otra interpretación considera que, como Jesús era el Sumo Sacerdote, aún no había completado su obra de redención. Por lo tanto, le indicó a María que no lo tocara hasta haber ascendido al Padre y ofrecido su sacrificio en el santuario celestial.
Conclusión
Las palabras de Jesús a María Magdalena reflejan una transición significativa en la relación entre Él y sus seguidores.
Al resucitar, Jesús inauguró una nueva forma de presencia y comunión, no limitada a lo físico, sino extendida a través del Espíritu. María, al soltarlo, permitió que el mensaje de la resurrección se difundiera, marcando el comienzo de una nueva era en la fe cristiana.
Artículo por: Christianity.com.
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