NOTICIACRISTIANA.COM.- En tiempos donde la belleza física se sobrevalora y las relaciones se construyen muchas veces sobre apariencias, la Biblia nos presenta una visión contracultural: “La mujer virtuosa es corona de su marido«.
Este versículo de Proverbios 12:4 sugiere que el carácter de una mujer tiene el poder de edificar o de desgastar profundamente el corazón de su esposo. Pero ¿qué significa realmente ser “corona”? ¿Cómo se traduce esa virtud en la vida diaria?
Un buen matrimonio es una de las mayores bendiciones de la vida, pero uno tenso puede ser una maldición. Un hombre que se casa con una mujer comprensiva se verá fortalecido por su amor en lugar de debilitado. Incluso podría decir: «¡Ella me hace sentir como un rey!».
Esencialmente, este era el sentimiento que el rey Salomón expresa en Proverbios 12:4: «La mujer virtuosa es corona de su marido; Mas la mala, como carcoma en sus huesos».
La corona como símbolo de honor
Una corona no es simplemente un accesorio decorativo: representa dignidad, posición, autoridad y belleza. Cuando el rey Salomón usa esta metáfora, está diciendo que una mujer virtuosa no solo acompaña a su esposo, sino que lo engrandece.
La frase hebrea que Salomón utilizó en Proverbios 12:4 para «mujer virtuosa» (RVR1960), «mujer ejemplar» (NVI) o «buena esposa» (TLA) es la misma que Booz utilizó para describir a Rut, una «mujer virtuosa» (RVR1960) de extraordinaria lealtad y bondad (Rut 3:11). Se refiere principalmente a la fuerza de carácter y la fortaleza moral de una mujer.
Lemuel describe a una mujer así en Proverbios 31:10-31: «Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias. Le da ella bien y no mal todos los días de su vida» (versículos 10-12). Una mujer virtuosa es digna de confianza, diligente, trabajadora, generosa, hábil, sabia, capaz y amable.
El escritor afirma: «Su marido es conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra» (Proverbios 31:23). «Fuerza y honor son su vestidura; Y se ríe de lo por venir. Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua. Considera los caminos de su casa… Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; Y su marido también la alaba» (versículos 23, 25-28). Su fuerza de carácter brilla en la admiración de quienes la conocen más íntimamente.
Aquí vemos que la virtud no es silenciosa: se refleja en la confianza que su esposo deposita en ella, en la admiración de sus hijos y en el impacto positivo que deja en quienes la rodean.
Virtud como fuerza práctica y espiritual
La mujer virtuosa es diligente, generosa, sabia y espiritual. No depende de las circunstancias externas para brillar; su luz proviene de una relación íntima con Dios. A través de su carácter, ella transforma su entorno.
Un versículo hermano de Proverbios 12:4 es Proverbios 14:1: «La mujer sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba».
Como una corona enjoyada que gana respeto y distinción, una mujer virtuosa es un tesoro para su marido. No solo edifica su casa, sino que eleva a su marido a la categoría de rey. Por el contrario, una mujer insensata arrastra a toda su familia y debilita a su marido.
No se trata solo de habilidades domésticas, sino de decisiones espirituales y emocionales que construyen o destruyen los vínculos del hogar. Su palabra, actitud y visión de vida tienen efectos concretos.
La advertencia bíblica sobre la necedad disfrazada
Salomón dice al joven que lee su libro que «adquiera sabiduría» sobre «todas tus posesiones». La sabiduría personificada se debe apreciar, pues «ella te engrandecerá; Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado. Adorno de gracia dará a tu cabeza; Corona de hermosura te entregará» (Proverbios 4:7-9).
El hombre sabio que elige una esposa virtuosa descubrirá que ha recibido un valioso premio y una bendición del Señor (Proverbios 18:22).
«Los padres pueden dar en herencia a sus hijos casa y fortuna, pero solo el Señor puede dar una esposa comprensiva», revela Salomón (Proverbios 19:14, NTV). No cualquier mujer es un regalo del Señor, advierte Eclesiastés 7:26: «Descubrí que una mujer seductora es una trampa más amarga que la muerte. Su pasión es una red, y sus manos suaves son cadenas. Los que agradan a Dios escaparán de ella, pero los pecadores caerán en su trampa» (NTV).
La virtud que bendice a ambos
Las Escrituras revelan que escoger a la mujer equivocada para casarse puede hacer miserable la vida de un hombre, destruir su reputación e incluso llevarlo a la muerte.
Pero una mujer virtuosa—una que sea sabia, temerosa de Dios y de carácter moral fuerte—puede llevarlo a alcanzar la posición que Dios le ha dado. Ella será como una corona para su marido, una bendición de Dios para enriquecer su vida.
Por lo tanto, el hombre debe mirar con sabiduría y cuidado más allá de la belleza exterior de la mujer para examinar «lo que procede de lo íntimo del corazón, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios» (1 Pedro 3:3-4, NBLA; ver también 1 Timoteo 2:9).
Esta corona no se compra ni se impone; se cultiva con oración, templanza y sabiduría. Para los hombres, el llamado es a buscar más allá de lo visible. Para las mujeres, es una invitación a vivir en virtud, sabiendo que su influencia puede elevar y sanar.
Artículo original de GotQuestion.
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