NOTICIACRISTIANA.COM.- En un movimiento que ha encendido el debate sobre la libertad religiosa, el gobierno liberal minoritario de Canadá ha llegado a un acuerdo con el partido Bloc Québécois para modificar las leyes de incitación al odio y que involucran la Biblia.
A cambio del apoyo del Bloc al proyecto de ley C-9, los liberales aceptarían eliminar una salvaguarda legal que protege los discursos basados en textos religiosos em Canadá. Este cambio potencial podría penalizar con hasta dos años de prisión la expresión de convicciones religiosas si son consideradas ofensivas por el estado.
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Acuerdo político
La eliminación de la cláusula de excepción religiosa es una prioridad de larga data para el Bloc Québécois, partido soberanista y nacionalista de Quebec que promueve una estricta secularización cultural y apoya las leyes de laicidad en la provincia.
Su líder, Yves-François Blanchet, argumenta que «el discurso que incita al odio es un acto criminal, independientemente de si se pronuncia bajo el pretexto de la religión o no». El crítico de Justicia del Bloc, Rhéal Éloi Fortin, reforzó la posición al declarar: «Si nos tomamos en serio la lucha contra el odio, creo que… eliminar la exención religiosa del Código Penal es importante».
La enmienda propuesta eliminaría la disposición legal que establece que no se puede procesar a alguien por expresar, «de buena fe», una opinión basada en la creencia en un texto religioso.
Alarma y advertencia de censura en Canadá
La propuesta ha encontrado una férrea oposición por parte del Partido Conservador, cuyo líder, Pierre Poilievre, hizo sonar la alarma. La preocupación conservadora se intensificó luego de que el presidente liberal del Comité de Justicia, Marc Miller, afirmara que la Biblia contiene pasajes que son “odio claro” y que, por lo tanto, los fiscales deberían poder presentar cargos.
Poilievre y los conservadores han prometido luchar contra la eliminación de esta exención, argumentando que criminaliza creencias religiosas. El líder conservador alerta que, de aprobarse, el cambio convertiría en delito la expresión de convicciones religiosas tradicionales, allanando el camino para una censura gubernamental sin precedentes en Canadá.
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