NOTICIACRISTIANA.COM.- Escuché una anécdota de un pastor local que desde 2020 habían asistido a más funerales por suicidios que por aquellos que murieron por contraer COVID-19.
Si bien ambas son formas trágicas de morir, su experiencia destaca la gravedad de la epidemia de suicidios en EE.UU. La desesperanza y la depresión son comunes en la vida de los estadounidenses en la actualidad.
El suicidio es la 12ª causa principal de muerte en EE.UU, por lo que es algo que conmueve a muchos. Además de la cantidad de muertes reales, 1,2 millones de personas intentaron suicidarse en 2020.
Está claro que muchos de nosotros luchamos por ver el valor que tienen nuestras vidas. Muchos hogares, familias, vidas y comunidades se ven afectados personalmente por la tragedia del suicidio. Es hora de que la iglesia comience a hablar sobre este tema.
Lifeway Research hizo un trabajo importante para ayudar a iniciar la conversación sobre esta epidemia.
Creencias comunes sobre el suicidio
Lifeway reveló que pocas personas creen que quienes se suicidan son egoístas (36%) o automáticamente se van al infierno (23%). Aquellos que han soportado la pérdidade un ser querido por suicidio tienen más probabilidades de verlo como una epidemia.
La religión parece marcar una diferencia en la forma en que abordamos este problema creciente. Aquellos con un sistema de creencias evangélico son más propensos a decir que el suicidio es egoísta y automáticamente conduce al infierno.
En general, aquellos que están más cerca de quienes han perdido la vida por suicidio son los más propensos a ver este problema como una epidemia y menos propensos a juzgar estas acciones.
Es por eso que compartir su historia y su lucha abierta y honestamente cuando se trata de problemas de salud mental es tan importante para ayudar a cambiar la narrativa en torno a estos problemas. Las personas se conectan con las historias, pero juzgan rápidamente las estadísticas.
Suicidio y la Iglesia
Sabemos que cada vida es preciosa, y la decisión de quitar una vida es una tragedia. Dios hizo a cada persona a su imagen y desea que vivan sus días aquí en la tierra de los vivos con propósito y fe.
La decisión de quitarse la vida es desgarradora y siempre deja devastación y tristeza en la vida de los que quedan atrás. La Biblia nos enseña a amar a nuestro prójimo como Dios nos ama.
Esto requiere que miremos más allá de lo que, a primera vista, se siente como una elección egoísta y hagamos todo lo posible para comprender la lucha que puede plagar las mentes de los enfermos mentales.
El estigma en torno al suicidio que continúa en partes, especialmente en la iglesia evangélica, se interpone en el camino de amar bien al prójimo. No podemos ser parte de la solución, el consuelo o la prevención si no nos tomamos el tiempo para comprender el problema.
Si la iglesia quiere ser parte de apoyar y amar a un mundo que lucha bajo el peso de la ansiedad, la depresión, el estrés crónico, la soledad y más, tenemos que dejar de ver la enfermedad mental como un defecto espiritual y comenzar a verla como una ¡Epidemia que requiere compasión, atención, apoyo, intervención médica y más para superar!
El papel de Dios y nuestro papel
Al final, Dios es el que es el último juez de nuestras almas. Él es el único que sabe si nuestras elecciones son parte de un corazón rendido al Señor o son parte de nuestra rebelión contra él. Tenemos que confiar en que Él es bueno y ama bien a su pueblo, incluso cuando están atrapados en un pozo de angustia mental.
Nuestro papel no es ser un jurado y juez, sino los brazos y pies amorosos de Jesús para quienes nos rodean. Sé que en mis peores días de lucha mental, lo único que me impidió bajar al pozo de la desesperanza absoluta fue saber que mi comunidad me extrañaría incluso si no me sentía equipada para amarlos bien.
Seamos la iglesia que entra en el desorden y está allí en la oscuridad con personas que están luchando. No es un lugar donde los que luchan tienen miedo de decir su verdad.
Escrito por: Amanda Idleman en Crosswalk.
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