Debemos tener verdadera dependencia de Dios en todo momento  

NOTICIACRISTIANA.COM – Tener dependencia de Dios para todo y en todo es fundamental para nuestra salvación. La Biblia enseña que la confianza en Dios, es de gran ayuda para nuestras necesidades espirituales y físicas. El salmista describe esa confianza en el Señor: “Mi Señor y Dios, tú eres mi roca, mi defensor, ¡mi libertador! Tú eres mi fuerza y mi escudo, mi poderosa salvación, mi alto refugio. ¡En ti confío!” (Salmos 18:2)

El apóstol Arnold Ballesteros, en el programa “Cristo es Vida”, explica que cada día debemos aprender a tener dependencia de Dios, tal como lo hizo el pueblo de Israel. Asimismo, detalla que el hombre, cree tener el control de todas las cosas, pero ante algunas circunstancias nos sentimos agobiados. Por lo tanto, considera que siempre, se debe caminar a cultivar una dependencia con el Señor. 

“Tenemos una inclinación natural, de querer tener el control de nosotros. Pero, Dios nos pone delante de situaciones, para demostrar nuestra debilidad humana. Y de esa forma nos dice, que no tenemos control de nada, que el control lo tiene él. El Señor ministra, que debemos tener dependencia de él, de manera total. El apóstol Pablo enseñó que nuestras competencia proviene de Dios. Asimismo, que todo hecho por nosotros, tiene que estar conforme la experiencia, gracia y poder de Dios”, precisa Ballesteros.

“No es que nos creamos competentes por nosotros mismos, como si esta competencia nuestra surgiera de nuestra propia capacidad. Nuestra competencia proviene de Dios”.

2 Corintios 3:5

“Por tanto, amados míos, ya que siempre han obedecido, no sólo en mi presencia, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocúpense en su salvación con temor y temblor,  porque Dios es el que produce en ustedes lo mismo el querer como el hacer, por su buena voluntad”, (Filipenses 2:12-13). 

Ballestero, exhorta que Dios quiere que experimentemos, la dependencia de su espíritu, su poder y justicia, para que en nuestro corazones se levante su gobierno y su carga sea ligera. En este sentido, apunta «para el hombre de mente natural las cargas de Dios son pesadas, pero para los corazones entregados, a la gracia de Dios, la carga es ligera.

“Pues éste es el amor a Dios: que obedezcamos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son difíciles de cumplir”.

1 Juan 5:3

“Dios nos enseña a esperar correctamente y hacer su voluntad. La fortaleza de Dios, siempre está aun en medio de nuestras debilidades, eso nos hace estar seguros, porque mi fortaleza, es en dependencia de Dios. La exhortación apostólica, es que no debemos recibir en vano la gracia de Dios. Debemos ser ministros de Dios, llenos de paciencia en medio de tribulaciones. Dios nos pone en medio de muchas situaciones, para que experimentemos esa dependencia total con él, así lo hizo con el apóstol Pablo”, expresó Ballesteros.

“Por lo tanto, nosotros, como colaboradores de Dios, les rogamos a ustedes que no reciban su gracia en vano”.

2 Corintios 6:1

Agregó que la gracia hace posible todo, y cuando el corazón la abraza se experimenta esa verdad, que es cuando la sabiduría de Dios es escuchada. Además, resalta que Cristo es la sabiduría de Dios, y que la declaración más fuerte en nosotros, es la manifestación de la vivencia de esa verdad.

“Hijos, por favor, ¡escúchenme! ¡Dichosos los que siguen mis caminos!”.

Proverbios 8:12

“Dios es nuestro amparo y fortaleza, aunque la situación sea fuerte. Cada día la dependencia a él debe ser sometida a su espíritu, vuelto a su gracia y rendido a su voluntad. Todos los que están en el Señor, tienen que experimentar como realmente desea Dios. Debemos volcar cada día nuestros corazones al Señor, dejar que Dios nos direccione para caminar de forma confiada. Tener seguridad, que Cristo es real y lo estamos experimentando, para que nos saque adelante, porque nuestros ojos, no están fijados en aspectos temporales o pasajeros”, ánimo Ballesteros.

“Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en todos los problemas. Por eso no tenemos ningún temor. Aunque la tierra se estremezca, y los montes se hundan en el fondo del mar; aunque sus aguas bramen y se agiten, y los montes tiemblen ante su furia. Los afluentes del río alegran la ciudad de Dios, el santuario donde habita el Altísimo. Dios está en medio de la ciudad; por eso, la ciudad no será conmovida; ya en la mañana Dios le brinda su ayuda”. 

Salmos 46:1-5

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