La historia de la civilización fue definitivamente y cambiada después del final de la Segunda Guerra Mundial. Un «despertar» para la necesidad de que los países se unieran y lucharan para que la paz mundial fuera alcanzada basó la fundación de las Naciones Unidas en octubre de 1945.
En esa misma época surgió la Liga Árabe, que reunía étnica y religiosamente países de mayoría musulmana de Oriente Medio, Asia y África. Sus cumbres y decisiones no tenían gran impacto en Occidente, ajeno a los meandros históricos y sociales que los hacía buscar el «umma», unificación de todos los seguidores de Mahoma del planeta.
Sin embargo, desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, el mundo experimenta una nueva realidad, donde palabras como «islamismo», «terrorismo», «extremismo» van muchas veces juntas en los noticieros.
En los últimos años, una de las estrategias de «defensa» de los países islámicos fue operar en bloque y asumir posiciones clave dentro de la estructura de la ONU. Tal vez la mayor prueba de ello son los constantes ataques contra Israel desde la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). El órgano encargado de tomar decisiones relacionadas con la cultura, se muestra cada vez más con un sesgo político de fundamentación religiosa.
Basta una lectura atenta a las resoluciones más recientes, que buscan colocar la tradición islámica por encima de los registros históricos y arqueológicos de los lugares considerados sagrados por judíos y cristianos.
«Troika islámica»
Sin embargo, la cosa puede empeorar. A finales de este año, la organización elegirá un nuevo liderazgo. Hay una preocupación por una posible «troika islámica», que ocuparía tres cargos clave dando una amplia suma a la agenda anti-Israel de la organización cultural de la ONU.
De las nueve personas que pretenden suceder a la búlgara Irina Bokova en el cargo de director general de la UNESCO, cuatro proceden de Estados árabes. El favorito en este momento es el ministro de Cultura de Qatar, el Dr. Hamad bin Abdulaziz Al-Kawari.
Los principales candidatos al cargo de presidente de la Conferencia General son los representantes de Arabia Saudita y Marruecos, denuncia el embajador de Israel en la organización, Carmel Shama-Hacohen. Además, el único candidato para dirigir el Consejo Ejecutivo de la UNESCO es Irán.
Recientemente, el Consejo Ejecutivo de la organización ratificó una resolución que, aunque más suave que los anteriores, condenó duramente las acciones israelíes en Jerusalén, Hebrón y Gaza y contestó a la reivindicación del Estado judío a la soberanía en su capital. La resolución, que llama a Israel «fuerza ocupante» de la capital Jerusalén.
Elección peligrosa
El próximo noviembre, al final de la 39ª sesión de la Conferencia General de la UNESCO, delegados de los 195 Estados miembros -incluido el Estado de Palestina, que se adhirió en 2011, elegirán un nuevo director general.
«Estoy muy seguro de que, una vez que comuniquemos adecuadamente los nobles objetivos de la UNESCO a gran escala, el mundo entero percibirá su importancia – hoy más que nunca – en la construcción de la paz en la mente de hombres y mujeres», dijo Al Kawari en un discurso reciente.
Otro candidato árabe, el ex ministro egipcio de la familia y la población, Moushira Khattab, citó el tratado de paz de 1979 con Israel como algo que lo califica exclusivamente para el cargo.
«No olvides que empezamos la paz con Israel», dijo Khattab en una entrevista reciente. «Durante décadas, y a pesar de las convulsiones que hemos visto en los últimos seis años, todavía mantiene la paz. Egipto es un país que cree en el diálogo.
Khattab se postuló para el cargo en 2009, pero perdió para Bokova de Bulgaria, que se quedó por dos legislaturas y ahora no puede ser reelegida.
La UNESCO nunca tuvo directores generales venidos del mundo musulmán, llevando a las naciones árabes a argumentar que su «tiempo» llegó.
Además de Al-Kawari y Khattab, Saleh Al-Hasnawi de Irak y Vera El-Khoury Lacoeuilhe del Líbano están buscando el cargo, aunque sus posibilidades se consideran muy bajas, dada la relativa debilidad de sus países en el escenario diplomático internacional.
También en noviembre, obedeciendo un sistema de rotación, la UNESCO elegirá nuevos miembros para su Conferencia General y su Consejo Ejecutivo. El único candidato a la presidencia del Consejo Ejecutivo es Ahmad Jalali, el actual embajador de Irán en la UNESCO.
Aunque Jalali es considerado un intelectual y «moderado», representa un régimen teocrático islámico que juró repetidas veces destruir a Israel, ha informado Times of Israel.