Pastor reconforta a su grey tras perder 58 miembros en fatal accidente

«Y sabemos que los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien; esto es a los que conforme a su propósito son llamados»: Romanos 9, versículo 28.
En ese y otros textos bíblicos se reconforta Eleazar Osorio Flores, pastor de la iglesia Pentecostés de esta colonia del municipio de Cárdenas, cuya comunidad cristiana perdió a 58 de sus miembros en uno de los mayores accidentes carreteros ocurridos en este año.

El pasado 7 de abril, el autobús en el que regresaban a Tabasco, procedente de un encuentro religioso en Tequila, Jalisco, se desbarrancó en un cerro de Cumbres de Maltrata, Veracruz. De las 60 personas que viajaban, sólo sobrevivieron dos menores.

En ese viaje el propio pastor fue una de las víctimas directas, ya que perdió a su esposa, dos hijos y una nieta.

Aclara que le daña mucho tratar el tema de la tragedia que vivieron él y su comunidad, pero que a la vez les sirvió para afianzarlos en el Señor Jesucristo. Ninguno de los deudos retrocedió en su vida cristiana y existe total resignación.

La única inconformidad que tienen es contra Caminos y Puentes Federales (Capufe), operadora de la autopista donde ocurrió la tragedia, pues se negó a pagarles el seguro de vida de las 58 víctimas, y tan sólo les otorgó un apoyo de 10 mil pesos para gastos funerarios.

«Por supuesto que nos afectó, porque no estamos preparados para esas cosas. Aunque la muerte es lo más lógico, pero no en la forma en que ocurrió con nuestros familiares», dice Osorio Flores en plática realizada en la austera oficina del templo.

E insiste en que en la calamidad sufrida hace nueve meses, en lugar de «enfriarnos» espiritualmente, a los familiares e integrantes de la iglesia «más nos acercó a Dios». Y asegura que «nada ni nadie me apartará del camino del Señor».

En el caso de sus dos hijos, Eleazar y Efraín Osorio Martínez, de 13 y 16 años, así como al resto del grupo que acudió al encuentro religioso en Tequila, considera que antes de fallecer Dios los preparó espiritualmente un día antes, y aunque la muerte no es agradable, le consuela que no agonizaron, sino que fue inmediata.

En un contexto bíblico, señala ellos enterraron cuerpos destrozados de sus parientes, pero saben que regresarán y resucitarán sin defectos y con cuerpos glorificados.

De los dos sobrevivientes del autobús de la muerte, uno es la nieta del pastor pentecostal, Orfa Elisa Jiménez Osorio, de ocho años, quien relata que su abuelita la abrazó, la cubrió con su cuerpo, y posiblemente esa acción le salvó la vida.

Según lo poco que ha platicado la menor sobre el drama, y de cuyo tema intentan no hablarle, el chofer les avisó que el autobús se había quedado sin frenos y su abuelita le dijo al grupo que se pusieran a orar.

El autobús, modelo 1984, rentado para ese fatídico viaje, el propietario Mario Carrillo Rebolledo lo había adquirido en 70 mil pesos tres meses antes y en él falleció también su hijo Mario Andrés Carrillo Sarao, al igual que los dos choferes.

Denuncia que Capufe se niega a pagarles el seguro de vida de las víctimas; incluso parece que los directivos de ese organismo de la SCT incurrió en un fraude pues supuestamente les mostró comprobantes por más de un millón de pesos por concepto de embalsamiento, limpieza y ataudes.

Pero en ninguno de esos renglones gastó Capufe, ya que ni fueron embalsamados ni limpiados los cuerpos, y en el caso de las cajas fúnebres, las otorgaron las autoridades de Veracruz.

Aclara que en el caso del propietario del autobús, esa comunidad cristiana le otorgó el más amplio perdón, pues no existió dolo y además también falleció el hijo, pero en cuanto al seguro de vida por el uso de la autopista, le exigen a Capufe que cumpla con el pago.

El pastor evangélico, para reconfortar a su grey como a él mismo, retoma nuevamente otro texto bíblico, la Primera carta del apóstol Pablo a los Tesalonicenses, del versículo 13 al 18 en el capítulo 4, que se refiere a los que dejaron de existir en la tierra, pero que están junto a Jesucristo y volverán con Él.

El Universal

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