Los cristianos no pueden ser meros espectadores del cambio climático

El profesor de geofísica de la universidad de Cambridge, Robert White, ha señalado en un artículo la importancia y la necesidad de que los cristianos se comprometan con el cambio climático. El profesor Robert White apela a la responsabilidad de los creyentes ante la grave crisis ambiental.

Robert White, publica en la revista Cambridge Paper del Jubilee Centre, una reflexión acerca de la importancia que para los cristianos en particular y para la humanidad en general debe tener el cuidado del mundo en el que vivimos.

Destaca el desastre que significa el cambio climático para el medioambiente global, que afectará sobre todo a la población y áreas más desfavorecidas del planeta, siendo una amenaza mucho mayor que la del terrorismo internacional.
No en balde, algunos ya la han bautizado como un «arma de destrucción masiva».

HUYENDO DE LA NUEVA ERA
Para White, muchos cristianos han optado por alejarse de las inquietudes ecologistas por considerarlas un síntoma de la espiritualidad desarrollada por el movimiento New Age o Nueva Era. Pero, para el creyente, señala, debe haber una conciencia del mundo como creación divina y, por tanto, una inmensa responsabilidad en su cuidado.

White advierte asimismo del crecimiento continuo de las temperaturas medias globales, una situación sin precedentes en la historia de la humanidad, señalando que hoy por hoy no cabe ninguna duda de que este problema está causado por la emisión de gases de efecto invernadero derivados de la combustión de combustibles fósiles a la atmósfera.

MÁS REFUGIADOS MEDIOAMBIENTALES
Advierte White que ya existen unos 20 millones de refugiados por problemas medioambientales, número que supera el de los refugiados políticos o de guerra.

DAÑO OCCIDENTAL
White señala asimismo que más de la mitad de las emisiones contaminantes son producidas por Europa y Estados Unidos, es decir, por menos de una sexta parte de la población mundial.

Y afirma que la situación puede cambiar aplicando medidas que mitiguen los efectos, y que prevengan excesos futuros, así como combinando el cambio de los estilos de vida con el uso moderado de las fuentes energéticas o el desarrollo a escala global de fuentes de energía renovable.

Según él, para los cristianos hay fuertes razones que impelen a un comportamiento adecuado, razones relacionadas con su fe y su visión del mundo.

Y le parece inmoral que se hable de amor al prójimo a nivel global cuando los efectos de nuestras acciones se hacen notar en las zonas desfavorecidas del planeta, y al mismo tiempo los cristianos no se molesten en tomar medidas.

CRISTIANOS CONCIENCIADOS
White concluye, por tanto, que los cristianos como miembros de una comunidad, de una nación y del planeta en general deberían defender el concepto de la Tierra como obra de Dios.

Los cristianos, termina, deberían ayudar a esas personas que, al otro lado del mundo, padecen nuestras propias acciones.

ACPress.net

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