A los 16 años escapó de casa de su padre, un imán pakistaní asentado en el norte de Inglaterra, para evitar un matrimonio pactado y se convirtió al cristianismo. Desde entonces, vive perseguida y atemorizada. La Policía la protege de la venganza de la comunidad islámica.
La tendencia en Occidente es que los musulmanes gocen de más derechos que los cristianos. Las personas que dejan la fe de Mahoma y se convierten al cristianismo se convierten en apestados: molestos para progresistas y liberales y objetivos para matar para los musulmanes.
Una mujer pakistaní que huyó de su casa para evitar un matrimonio pactado por su padre, un imán musulmán establecido en Lancashire (norte de Inglaterra), lleva 15 años huyendo, casi la mitad de su vida. En este tiempo ha cambiado 45 veces de domicilio, siempre temiendo que algún fanático o pariente (tiene siete hermanos) dé con ella y la mutile o mate. Hace poco más de un mes, las amenazas contra su vida aumentaron y la Policía reforzó su vigilancia.
No se trata de ninguna broma o de una aprehensión. En Gran Bretaña, como en Alemania y Suecia, ya se han registrado numerosos ‘crímenes de honor’, asesinatos de mujeres musulmanas que desobedecen a sus padres, se niegan a casarse en matrimonios pactados, no llevan el velo o se convierten al cristianismo. Los cometen kurdos, pakistaníes, irakíes… Y muchas veces quedan impunes porque las comunidades mahometanas los encubren. En 1994, un grupo de hombres armados con cuchillo, hachas y martillos asaltó la casa en la que vivía la hija del imán; desde entonces ella sabe que su vida peligra.
La última amenaza ha sido un correo electrónico de uno de sus hermanos en el que le decía que él no sería responsable de lo que le ocurriese a ella si no volvía al islam, esa ‘religión de paz’. La Policía le ha dado a la mujer amenazada un número de teléfono al que llamar para obtener ayuda inmediata.
Ahora, su mayor deseo, según ha declarado al periódico ‘Times’, es casarse para perder así su apellido paterno y empezar una nueva vida.
Muchos musulmanes, en especial mujeres, no abjuran del islam por miedo al asesinato. Según una reciente encuesta, un 36% de los musulmanes británicos de entre 16 y 24 años creen que quienes abandonan el islam deberían ser muertos. Es el castigo que Mahoma estableció en el Corán para los apóstatas de su religión. Occidente está engordando a sus asesinos.
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