EL OTRO CANUTO. – Cuando el apóstol Pablo en Romanos y en Corintios habla de proteger al débil en la fe y de no dar ocasión de tropiezo a la divulgación del evangelio, NO estaba hablando de esconder la injusticia de la iglesia, ni ocultar bajo la alfombra su pecado, y ser cómplices y encubridores de los líderes religiosos que pecan y la administran mal para que la gente no se desilusione y siga creyendo.
La exhortación de Pablo era a tener un comportamiento de tal corrección, de tal ética, de tal piedad, intachabilidad y compasión, que no diera ocasión de murmuración al religioso que quiere guardar costumbres y moralismos tanto religiosos como sociales (débil en la fe), de no manchar con nuestra conducta el mensaje de reconciliación ante los no creyentes y evitar que nuestra actitudes y obras desilusionen a los que recién inician en la fe, la libertad y la gracia del evangelio.
Cuando se trató de enfrentar la injusticia dentro de la Iglesia, Pablo jamás ocultó los problemas, antes bien las enfrentó, y corrigió.
Ser piedra de tropiezo no es mostrar la injusticia de la iglesia, es practicar y ser cómplice de la injusticia de la iglesia ocultándola.
No ser piedra de tropiezo no es ocultar el pecado de la iglesia, es ser de aquellos que precisamente ponen la imagen de las instituciones antes que la verdad del evangelio. Ellos son los que más gente han alejado de Dios.
Al pecar o equivocarnos ya fuimos la piedra de tropiezo para los demás, ahí lo que hay que hacer es pedir disculpas, reparar, sanar y manifestar arrepentimiento, con eso dejamos de serlo. En cambio, ocultar, tapar, encubrir, negar, y hacer tabú los problemas no es proteger a nadie, es simplemente seguir deshonrado a Dios delante de los demás, y seguir dañando a los que fueron dañados.
Descubrir una herida y poner el alcohol de la verdad y la reparación es sanarla, taparla y dejarla ahí es la septicemia que tarde o temprano contaminará todo el cuerpo eclesial.
Proteger al débil en la fe y no ser piedra de tropiezo no es hacer de la mentira, el encubrimiento y el silencio la doctrina oficial ante el error de las instituciones cristianas. Ser autocríticos, confesar el pecado, hacerse cargo es el camino si no queremos seguir alimentando la desilusión institucional que nos afecta, es decir, seguir siendo tropiezo para el caminar en el evangelio.
Y oyéndole todo el pueblo, dijo a sus discípulos: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas; que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; éstos recibirán mayor condenación, Lucas 20:45.