El científico alemán Klaus Sames, de 75 años, planea someterse a un proceso para congelar su cuerpo y permanecer en este estado durante 150 años, tras los cuales confía en que podrá ser revivido.
Para conseguir este objetivo -en un primer paso- su cuerpo deberá ser enfriado hasta 196 grados bajo cero, con lo que se conseguirá que su cerebro deje de registrar procesos neuronales.
Posteriormente será sumergido durante cinco minutos en una bañera con 60 kilogramos de hielo y se le inyectará una solución especial en las venas para así congelar el resto del cuerpo.
Tras alcanzar este estado, su cuerpo será transportado en una cápsula especial a la sede de Cryonic Institute en la ciudad de Clinton Township, en Michigan, Estados Unidos, donde se ha pedido que permanezca resguardado durante 15 años.
El costo de este proceso fue pagado por el mismo Klaus Sames, quien pagó 28 mil 500 dólares.
«No soy ni loco ni senil», dice el gerontólogo (geriatra). Estudió medicina y más tarde enseñó como profesor en la Universidad de Hamburgo.
Klaus quiere hacer esto en nombre de la ciencia que ve la muerte como una enfermedad que puede ser «curada» en el futuro.
A nivel mundial, hay tres instituciones que almacenan hasta el momento alrededor de 2000 personas en hielo.
En Alemania, no se permite el almacenamiento de cuerpos en congelamiento. La Ley establece que el «fallecido puede ser enterrado en un cementerio único o una zona de enterramiento».
Acerca de despertar el profesor no piensa: «Hoy en día eso no es posible. Pero tal vez lo será en 150 años».
Traducido y adaptado por NoticiaCristiana.com de Bild