William Hartmann, cofundador del Instituto de Ciencia Planetaria de Tucson, Arizona, EE.UU., explica en un trabajo publicado en la revista ‘Meteoritics and Planetary Science’ que lo que inspiró al apóstol Pablo a seguir a Jesucristo pudo haber sido un meteorito.
Según la Biblia, antes de convertirse, el apóstol Pablo era uno de los perseguidores más celosos de los cristianos. Pero, durante un viaje a Damasco –Siria– sus compañeros y él mismo vieron una luz brillante en el cielo. El apóstol estuvo ciego tres días seguidos y oyó una voz o un sonido divino. La experiencia que había tenido le impresionó tanto que abrazó el cristianismo.
Hartmann considera que el meteorito que cayó en Cheliábinsk, Rusia, en 2013, podría ser un buen ejemplo de lo que experimentó el apóstol Pablo. Al mismo tiempo, el científico subraya que no tiene la intención de desacreditar el cristianismo con su interpretación, simplemente quiere mostrar cómo un meteorito pudo haber cambiado el rumbo de la religión.
La explosión fue la voz que escuchó Pablo
Hartmann, dice que la descripción de la luz en el cielo, el sonido ensordecedor y la ceguera temporal todo coincide con los acontecimientos de un meteorito.
El astrónomo asegura que la luz brillante en el cielo que vio Pablo coincide con los videos del meteoro Chelyabinsk, que se estima que es tres veces más brillante que el Sol. Además el movimiento a través del cielo creó sombras de rápido movimiento que le dieron la impresión a Pablo que la luz se movía en torno a él.
Hartmann dice que la onda de choque creada por un meteoro explotando también podría haber sido responsable de golpear a Pablo y sus compañeros en el suelo después de la luz.
También que el sonido de la explosión también pudo haber sido la fuente de la «voz» que Pablo escuchó.
La ceguera temporal de Pablo también podría haber sido causada por la radiación ultravioleta intensa del meteoro, creando una condición llamada fotoqueratitis.