NOTICIACRISTIANA.COM. – En un paisaje árido, las iglesias pentecostales y evangélicas luchan por atender a la cantidad de personas que buscan respuestas en una Ucrania devastada por la guerra.
Una oleada de asistentes ha revelado el hambre espiritual, que se apodera de los corazones de las personas que han perdido tanto, a raíz del conflicto hiperpolitizado.
Mientras los estadounidenses se debaten entre enviar apoyo financiero y militar a Ucrania, las personas más afectadas por la invasión del presidente ruso, Vladimir Putin, se están volviendo a Dios en números récord.
No hay suficientes pastores
«Las iglesias están abarrotadas porque la gente está buscando a Dios», dice Jane M. Dollar, de 57 años, misionera mundial de las Asambleas de Dios en Ucrania, quien pasó el último año operando un centro para refugiados ucranianos en Polonia.
El problema es que no hay suficientes pastores para guiar al nuevo rebaño de creyentes durante su hora de necesidad.
«La gente escuchó el mensaje de las buenas noticias», dice Mykhailo Panochko -maikilo panoshco, obispo principal de la Iglesia Pentecostal Ucraniana de 100 años de antigüedad.
“Muchos se arrepintieron y han sido discipulados y bautizados. La mies es tan grande que nos faltan obreros, ministros, personas que puedan alimentar y hacer crecer al pueblo, madurándolo en Cristo”.
“El hambre es tan grande”, dice Panochko, que algunas congregaciones tienen más de 500 miembros y solo un ministro para ayudarlos.
«Todo el mundo tiene muchas preguntas sobre la situación actual, pero también sobre el destino futuro de sus almas», dice Panochko. «La gente está buscando respuestas».
El potencial de la iglesia
«La invasión a gran escala nos mostró el increíble potencial de la iglesia en el ministerio de nuestra nación «, dice Panochko. «Las iglesias comenzaron de inmediato grandes proyectos sociales para ayudar a las personas necesitadas. Las iglesias pentecostales rescataron y evacuaron a 100.000 personas de las zonas de combate».
Según lo informado por las Asambleas de Dios (AG), «Esas zonas incluyen la frontera oriental con Rusia donde, a fines de febrero, un pequeño equipo de laicos cristianos tomó una camioneta y un remolque cargado con comida y Biblias para entrar en territorio hostil.
Cuando el ejército ruso se retiró de los lugares ocupados el otoño pasado, los equipos de la iglesia pentecostal se apresuraron a llevar alimentos, artículos de higiene y suministros médicos a las personas en lugares como Izium. Esa ciudad hoy parece sacada de una novela gráfica postapocalíptica: bombardeada y hecha pedazos; edificios de varios pisos partidos en dos por misiles y poca gente moviéndose por las calles vacías».
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