IRÁN.- Una inmigrante iraní que hoy es una pastora ordenada en la Iglesia de Suecia viene llamando la atención por su testimonio de vida. A pesar del liberalismo de esa denominación, ella ayudó a llevar cerca de 1.500 musulmanes a Cristo en los últimos cinco años.
Annahita Parsan dijo que sufrió grandes persecuciones, pero su vida es «completamente diferente desde que conocí a Jesús». Creada en una familia musulmana en Irán, se vio obligada a casarse a los 16 años. Algunos años después, su marido murió en un accidente automovilístico.
Con un hijo pequeño ella enfrentó muchos problemas hasta casarse de nuevo. Pero cuando su segundo marido empezó a golpear a su hijo, ella pensó en divorciarse, pero eso era imposible porque estaba embarazada.
En medio de la guerra Irán-Irak, en 1984, toda su familia tuvo que huir del país. Ellos fueron a Turquía, pero acabaron presos por no tener documentos de identificación ni pasaportes.
Meses después, cuando fueron sueltos, consiguieron ir a Dinamarca, donde Parsan oyó por primera vez sobre Jesucristo. «Un día, una mujer golpeó la puerta de mi casa para hablar de Dios. Pero eso no era de mi interés», recuerda. «Yo vivía tan brava, estaba tan infeliz. Sólo que ella volvió al día siguiente, con su pequeña Biblia, entonces le pedí a Jesús que me ayudara».
Parsan comenzó a leer la Biblia en secreto, escondida de su marido. Los problemas en casa continuaban. Un día, después de ser golpeada por el esposo, ella intentó quitarse su propia vida tomando una sobredosis de píldoras por lo que fue trasladada a un hospital. Fue entonces que percibió que definitivamente necesitaba cambiar de vida.
«Yo tenía mucho miedo de ir a casa y la policía fue al hospital para hablar conmigo. Muchas personas me ayudaron a encontrar un lugar seguro para vivir. Yo entendía que era Jesús», relata. El esposo, temiendo a las autoridades, intentó secuestrar a los niños y regresar a Irán.
La opción de Parsan fue huir a Suecia con sus hijos. Dos años después de llegar al nuevo país, fue bautizada. En 2006, tuvo un serio accidente automovilístico, pero sobrevivió. Fue entonces cuando dijo haber percibido que Dios salvó su vida para que ella pudiera ayudar a los musulmanes a conocer a Jesús.
En 2012, Parson fue ordenada pastora y concentró gran parte de su ministerio en la creciente comunidad musulmana sueca. A pesar de haber sufrido amenazas, dijo que desde entonces que ya oró con 1.500 hombres y mujeres, que dejaron de seguir a Mahoma y pasaron a servir a Cristo.
«He escuchado amenazas de muerte algunas veces al año, de desconocidos e incluso de miembros distantes de la familia», revela. «Pero para mí, lo que hago vale la pena».
Mientras tanto, en Irán, los cristianos continúan sufriendo persecución intensa por su fe. Mohabat News, la agencia de noticias de los cristianos iraníes, enfatizó el año pasado que, a pesar de la persecución, el cristianismo sigue creciendo entre los iraníes.
[ Fuente: Christian Post ]