NOTICIACRISTIANA.COM.- En EE. UU, un hombre llamado, Chuck Keels fue diagnosticado con cáncer de próstata y desahuciado, pronosticándole solo tres meses de vida; Sin embargo, experimentó un milagro tras una visión con Jesús.
«Fue un momento aterrador. Me estaba muriendo», compartió con CBN News. Antes de su diagnóstico, disfrutaba caminar y andar en bicicleta en las montañas cerca de Phoenix, Arizona, junto a sus dos hijos adolescentes.
A medida que avanzaba la enfermedad, Chuck notó síntomas preocupantes. «Me sentía cansado y con dolor. Cada día, el malestar aumentaba». Un día, el dolor se volvió insoportable y tuvo que ir a emergencias, donde descubrieron dos vértebras dañadas por el cáncer.
El cáncer lo hizo reflexionar sobre su vida
Con la enfermedad, Chuck reflexionó sobre su vida y sus prioridades. Reconoció que había trabajado para sus hijos, pero había descuidado su relación con Dios.
«El cáncer te obliga a replantearte lo importante», explicó. Las biopsias confirmaron un cáncer de próstata en etapa 4, extendido al 90% de sus huesos. Los médicos recomendaron cuidados paliativos y regresó a casa.
«Fue difícil informar a mis hijos que me quedaban tres meses de vida», recordó. Decidió mudarse a Ohio para que su familia cuidara de ellos en caso de que él no sobreviviera. Sin embargo, el día de la mudanza, sufrió un fuerte dolor y fue llevado al hospital.
Encuentro con el Señor
Los médicos encontraron una vértebra rota y sugirieron suspender la testosterona y comenzar quimioterapia. «El objetivo era darme más tiempo. Estaba emocionado por la cirugía», dijo Chuck.
Después de la operación, tuvo un encuentro transformador con Jesús. «Vi a Jesús a mi lado. Sentí su mano en mi hombro. En mi mente, escuché: ‘Estoy contigo'».
A partir de ese momento, Chuck sintió que el dolor desaparecía y decidió cambiar su relación con Dios. «Le di gracias y le dije: ‘Ahora tienes mi atención'». Comenzó la quimioterapia y se adentró en su fe.
«Las conversaciones con Dios fueron transformadoras. Yo lo llamo la escuela de Dios», afirmó. Tres meses después, su médico le dijo que sus exámenes eran los de un hombre sano.
Al finalizar la quimioterapia en noviembre de 2015, no había rastro de cáncer. «El médico dijo: ‘Si no te conociéramos, pensaríamos que mientes. Tus huesos están limpios’. Estaba completamente sanado», compartió Chuck.
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