El padrastro de una niña, de 13 años, con muerte cerebral ya determinado por los médicos, pidió que «oren, oren y oren», según la emisora norteamericana, ABC News.
Por el momento, la familia de Jahi McMath, está pasando por un duro dilema de tener que decidir si van continuar permitiendo que su hija siga conectada por medio de un aparato o aceptar su estado de muerte, ante una aparente presión del Hospital de Oakland, California (EE.UU.).
Jahi, se sometió a una operación de rutina para quitarle las amígdalas, debido a la presencia de coágulos en la garganta. Sin embargo, sufrió complicaciones después de la cirugía lo que le provocó un paro cardíaco por lo que tuvo una muerte súbita.
Según los informes de los familiares de la niña, sigue siendo difícil imaginar la posibilidad de decirle «adiós», y “todos creemos que Dios puede cambiar de una u otra forma y ella puede regresar a su casa para celebrar la fiesta de fin de año”.
Cómo la muerte de Jahi, ha sido confirmada por las pruebas realizadas por dos médicos, y la ley de California pide que el equipo de soporte de vida sea removido, el hospital ha notificado a la familia que los aparatos se pueden desactivar aun en contra de su voluntad.
Incluso dentro de las circunstancias despiadadas, Marvin Winkfield, todavía quiere que el hospital reevalúe la decisión, porque él tiene la esperanza de que ella se «levante», por lo que pide que todos los que creen en su sanidad, también expresan su fe y oren sin cesar hasta que ella se recupere.
La familia sigue tratando de resolver la situación a través del diálogo, por encima del parámetro legal, con la petición de que se mantenga con vida, al menos hasta Navidad. Sin embargo, el hospital mantiene su presión y el caso sigue en un punto muerto.
Foto: Jahi McMath
Traducido y adaptado por NoticiaCristiana.com de Christian Post
