Los suizos aprobaron ayer domingo en referéndum una de las leyes migratorias más duras de Europa: los extranjeros que cometan determinados delitos serán expulsados de ese país por un procedimiento automático sin consideración de su situación personal.
La iniciativa de grupos conservadores, que de acuerdo con datos oficiales obtuvo un apoyo de 52.9%, proponía la expulsión no sólo por crímenes capitales, sino también por trabajo ilegal y cobro ilícito de prestaciones del Estado.
Sin embargo, una contrapropuesta del gobierno y el Parlamento, que proponía estudiar cada caso de forma individual, no prosperó. Ahora el Legislativo tendrá que preparar una lista con los delitos que impliquen una deportación automática. Fuentes parlamentarias destacaron que la elaboración de la lista podría tardar años, informó el diario El Universal de México.
Pero los representantes de la Iglesia, expresaron su preocupación por la medida, alegando que podría violar derechos fundamentales. La Asociación de la Iglesia Evangélica suiza y la Conferencia Episcopal del país, emitieron una declaración conjunta para pedir que en el futuro se siga estudiando cada caso individual y que no se expulse a quienes pudieran ser perseguidos, torturados o sometidos a violaciones de los derechos humanos en sus respectivos países.
La agencia de ayuda al refugiado de Suiza, criticó también la medida que ofende a la población extranjera del país. Casi una cuarta parte de la población será puesta bajo sospecha, algo que daña la imagen del país en el mundo, argumentó.
Hace un año, Suiza desató fuertes polémicas internacionales al prohibir por referéndum la construcción de más minaretes en su territorio. La cuota de población extranjera en el país alcanzó, con más de 20% y casi 8 millones de personas, su valor más alto en la historia de Suiza.