FILIPINAS. – El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, quien una vez llamó al Papa un «hijo de puta» y le dijo a Obama que «se fuera al infierno», dice que le prometió a Dios que no dirá más improperios.
Las profanidades de Duterte se han convertido en una marca comercial de su imagen política, especialmente cuando amenaza con matar a los traficantes de drogas como parte de su guerra contra las drogas ilegales que ha dejado miles de muertos desde que asumió el cargo a finales de junio.
Duterte hizo la promesa impresionante a la llegada a su ciudad natal en el sur de la ciudad de Davao el jueves por la noche, tras un viaje a Japón.
Él dijo que durante el vuelo a casa, estaba mirando al cielo mientras todo el mundo estaba profundamente dormido y oyó una voz que decía: «si no paras, derribaré este avión».
«Y yo pregunté, ‘¿quién habla?’ Por supuesto, era Dios», dijo. “Así que le dije a Dios que no utilizaría más jerga ni palabrotas», agregó el mandatario filipino, según la emisora ABS-CBN.
«Una promesa a Dios es una promesa al pueblo filipino», aseveró. El cambio Duterte fue recibido con aplausos, pero advirtió: «No aplaudan demasiado o de lo contrario, esto me puede descarrilar».
Duterte, investido presidente el pasado 30 de junio tras una victoria abrumadora en las elecciones del país, es conocido por el uso constante de palabras malsonantes e insultos en sus discursos y ruedas de prensa. Ha acusado a la Unión Europea de «hipócrita», ha amenazado con abandonar las Naciones Unidas y ha aceptado comparaciones con Adolf Hitler, llegando a afirmar que le gustaría matar a tres millones de drogadictos.
Durante su campaña electoral, Duterte aseguró que acabaría con las drogas en seis meses «matando a los criminales», si era necesario. Su guerra contra las drogas ha causado más de 4.000 muertos en casi cuatro meses, entre narcotraficantes y policías. Este viernes, un alcalde que se encontraba en la lista del presidente filipino por sus supuestos vínculos con el narcotráfico, ha muerto junto a nueve de sus guardias en un tiroteo, ha informado la policía.
Los 10 hombres han muerto debido a sus heridas de camino al hospital, ha añadido la policía. Los agentes han afirmado que, antes del amanecer, trataron de inspeccionar la caravana en la que viajaba el alcalde y que los ocupantes de los vehículos abrieron fuego, lo que provocó intercambio de disparos. «Fue una operación legítima de la policía», ha dicho Bernard Tayong, de una comisaría de la provincia de Cotabato, que ha añadido que ninguno de sus agentes ha resultado herido, pero que un vehículo de la policía fue alcanzado por disparos.
Fuente: El País