¿Estuvo Jesús en el sepulcro tres días y tres noches como Él mismo lo predijo en Mateo 12:40? ¿Se pueden contar tres días y tres noches entre el «Viernes Santo» y el «Domingo de Resurrección»? Es casi universalmente aceptado que Jesucristo fue crucificado un VIERNES y que resucitó de entre los muertos el Domingo de Resurrección a la salida del sol.
Parecería que a nadie se le ha ocurrido poner en tela de juicio la tradición del «Viernes Santo» y del «Domingo de Resurrección» ni a comprobar su veracidad. Sin embargo, la Biblia dice que debemos examinarlo todo. Usted quedará sorprendido al ver esta prueba.
La PRUEBA se halla en una sola autoridad confiable, en una sola fuente histórica: la Biblia.
La Tradición no es una Prueba.- No hubo testigos oculares de la resurrección. Ni siquiera los llamados «padres apostólicos» tuvieron más fuente de información que los documentos que están a nuestra disposición hoy. Por consiguiente, cualquier tradición debe ser descartada.
¿Cuáles son los hechos? Los incrédulos fariseos le pedían a Jesús que les diera una señal, una prueba sobrenatural de su mesiazgo. Jesús contestó: «La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra TRES DÍAS Y TRES NOCHES.» (Mateo 12:38-40).
¡Ahora consideremos la tremenda importancia y el preponderante significado de tan singular declaración! Jesús indicó con toda franqueza que la única señal que daría para probar que era el Mesías sería su permanencia de TRES DÍAS Y TRES NOCHES en el sepulcro, en «el corazón de la tierra.»
El Significado de la Señal.- Estos fariseos, quienes se negaban a reconocer a Cristo como el Mesías, exigían una prueba. Jesús les ofreció sólo una y ella no era el hecho de la resurrección en sí sino la DURACIÓN del tiempo que Él habría de permanecer en el sepulcro antes de ser resucitado.
¡Reflexionemos en lo que esto significa! Jesús basó su derecho de ser nuestro Salvador en la promesa de permanecer exactamente TRES DÍAS Y TRES NOCHES en el sepulcro. Si Él estuvo exactamente tres días y tres noches en la tumba, entonces es el Salvador, mas si dejó de cumplir su señal ¡debe ser rechazado como impostor!
El Dilema de la Alta Crítica.- Esta, la única prueba sobrenatural dada por Jesús para confirmar su mesiazgo, ha incomodado mucho a los comentaristas y a los altos críticos. Sus esfuerzos para descartar esta única prueba de la divinidad de Cristo son ridículos en extremo, pues si no se deshacen de ella ¡sus tradiciones de «Viernes Santo» y «Domingo de Resurrección» se derrumban!
Un comentarista dice: «Por supuesto, sabemos que Jesús estuvo en el sepulcro solamente la mitad del tiempo que esperaba estar.» Algunos expositores nos embaucan hasta hacernos creer que «en la lengua griega, en que el Nuevo Testamento fue escrito, la expresión ‘tres días y tres noches’ indica tres PERÍODOS, ya sean del día o de la noche.»
Jesús, nos dicen ellos, fue puesto en la tumba poco antes de la puesta del sol el viernes y resucitó al amanecer el domingo, al cabo de un día y dos noches.
La Definición Bíblica.- Pero la definición que da la Santa Biblia con respecto a la duración de «los días y las noches» es muy sencilla. Aun estos mismos críticos reconocen que en hebreo, lengua en que el libro de Jonás fue escrito, la expresión «tres días y tres noches» quiere decir un período de 72 horas, es decir, tres días de 12 horas y tres noches de 12 horas.
Leamos Jonás 1:17: «Estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches.» Ese, según reconocen los mismos críticos, fue un período de 72 horas. Y Jesús dijo claramente que como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, ¡así Él estaría en el sepulcro el mismo espacio de tiempo!
Como Jonás estuvo en el «sepulcro» durante 72 horas, después de las cuales fue vomitado o «resucitado» sobrenaturalmente por Dios para venir a ser el «salvador» de los habitantes de Nínive al proclamarles la advertencia divina, de la misma manera, ¡Jesús permaneció 72 horas en el sepulcro y luego fue resucitado por Dios para ser el Salvador del mundo!
¿Sabía Jesús cuánto tiempo había en un «día» y en una «noche»? Veamos: «Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él» (Juan 11:9-10).
Ahora notemos la definición bíblica de la expresión «AL TERCER DÍA.» Un texto tras otro nos dice que Jesús resucitó al TERCER DÍA. Veamos cómo la Biblia define este período. En Génesis 1:4 y 5 leemos: «Separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde (oscuridad) y la mañana (luz) un día (EL PRIMER DÍA)…y fue la tarde (oscuridad) y la mañana (luz) EL DÍA SEGUNDO…y fue la tarde (ahora tres períodos de oscuridad llamados noche, tres noches) y la mañana (ahora tres períodos de luz llamados día, tres días) EL DÍA TERCERO.» (Génesis 1:4-13).
Aquí tenemos la única definición de la Biblia que explica y suma la cantidad de tiempo implicada en la expresión «el día tercero». Incluye tres períodos de luz y tres períodos de oscuridad; en otras palabras, tres días y tres noches y Jesús dijo que cada período comprendía 12 horas, lo cual hace un total de 72 horas.
¡Este es un argumento concluyente! Cualquier niño de siete años, acercándose al final del segundo año escolar, podría calcularlo fácilmente.
¿Dónde Está la Equivocación? ¿Qué hay de erróneo en estas palabras claras y simples de Jesús? ¿Cómo sabe la alta crítica, sabia y prudente, que Jesús fue crucificado el «Viernes Santo» y que volvió a la vida el «Domingo de Resurrección?» La realidad es que NO LO SABE—PORQUE NO ES LA VERDAD. No es más que tradición—una tradición que se nos ha enseñado desde la niñez y que hemos aceptado como cierta, en Marcos 7:13 Jesús nos advierte que no invalidemos la Palabra de Dios con nuestra TRADICIÓN.
Hemos examinado dos testimonios bíblicos, en los libros de Mateo y Jonás, y ambos determinan que la duración del tiempo que el cuerpo de Jesús permaneció en la tumba fue de tres días y tres noches, lo que las Escrituras definen claramente como 72 horas. Ahora, pasemos a analizar otros cuatro testimonios bíblicos que prueban lo mismo.
Observemos lo que dice Marcos 8:31:
«Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar DESPUÉS de tres días.»
Hasta un niño del segundo grado escolar puede calcular esto. Si Jesús hubiera muerto un viernes y resucitado después de un día, la resurrección habría ocurrido el sábado por la tarde, y si después de dos días, ésta habría acontecido la tarde del domingo, y si después de tres días, la tarde del lunes.
Examinemos este texto cuidadosamente. No podemos, por ningún proceso de aritmética, sumar nada menos que un total de 72 horas—tres días y tres noches—en una resurrección que ocurrió tres días después de la crucifixión. Si Jesús permaneció en el sepulcro solamente desde el viernes a la puesta del sol hasta el domingo por la mañana, se nos presentan dos posibilidades: o este texto debe ser eliminado de la Biblia, ¡o bien tenemos que rechazar a Jesucristo como nuestro Salvador! Si Él resucitó DESPUÉS DE TRES DÍAS, pudieron haber pasado más de 72 horas, pero ni un segundo menos.
Ahora leamos
Marcos 9:31: «…le matarán; pero DESPUÉS de muerto, resucitará al TERCER DÍA.» La duración aquí expresada tiene que ser entre 48 y 72 horas. Podría ser un segundo más de las 48 y aún así Jesús resucitaría al TERCER DÍA; pero si sobrepasa las 72 horas ya sería el cuarto día. Si el período se extendiera sólo desde el viernes a la puesta del sol hasta el domingo a la salida del sol, entonces consistiría de 36 horas solamente, llevándonos a la mitad del segundo día posterior a la crucifixión.
En Mateo 27:63 Jesús dijo: «DESPUÉS DE TRES DÍAS resucitaré.» Esto no tiene otra interpretación posible que 72 horas completas. En Juan 2:19-21 leemos: «Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo y EN tres días lo levantaré…Mas Él hablaba del templo de su cuerpo.» Para ser levantado en tres días después de ser destruido, o crucificado y enterrado, tendría que ser resucitado precisamente en 72 horas.
Si aceptamos todo el testimonio de la Biblia tenemos que llegar a la conclusión de que Jesús estuvo exactamente tres días y tres noches—tres días completos de 24 horas cada uno—o sea, 72 horas en el sepulcro. De otra manera, la única prueba sobrenatural que Él dio tiene que ser rechazada.
¿A Qué Hora del Día Ocurrió la Resurrección? Ahora notemos cuidadosamente lo siguiente: Para que fueran tres días y tres noches—72 horas—los de su permanencia en el sepulcro, su resurrección tuvo que haber ocurrido tres días más tarde exactamente a la MISMA HORA que su cuerpo fue colocado en la tumba.
Es menester que comprendamos este importantísimo hecho. ¡Si podemos saber la hora en que fue sepultado, sabremos también la hora de la resurrección! Si el entierro, por ejemplo, hubiera ocurrido a la salida del sol, a fin de que el cuerpo quedara tres días y tres noches en la tumba la resurrección hubiera tenido que ocurrir también a la salida del sol tres días después. Si el sepelio fue al mediodía, la resurrección ocurrió al mediodía. Si el sepelio fue a la puesta del sol, la resurrección ocurrió tres días más tarde al ponerse el sol.
Jesús clamó a gran voz en la cruz poco después de «la hora novena», que corresponde a las tres de la tarde (Mateo 27:46-50; Marcos 15:34-37; Lucas 23:44-46). El día de la crucifixión fue llamado de «preparación» o un día antes del sábado (Mateo 27:62; Marcos 15:42; Lucas 23:54; Juan 19:31). Ese día terminó a la puesta del sol según el cálculo bíblico (Levítico 23:32).
Jesús fue enterrado antes de que ese día terminara: antes de la puesta del sol (Mateo 27:57; Lucas 23:52-54). Juan añade: «Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús» (Juan 19:42). De acuerdo con las leyes observadas por los judíos, todos los cadáveres tenían que ser sepultados antes de que comenzara un sábado o alguna otra fiesta solemne. Por eso Jesús fue enterrado antes del ocaso el mismo día que murió y, como ya leímos, su muerte había ocurrido poco después de las tres de la tarde
Por lo tanto, notemos cuidadosamente, ¡el cuerpo de Cristo fue enterrado a una hora avanzada de la tarde! Fue entre las tres pasado meridiano y la puesta del sol, como lo prueban las escrituras. Y puesto que la RESURRECCIÓN había de ocurrir tres días más tarde a la MISMA HORA, la resurrección de Cristo ocurrió, no a la salida del sol sino EN LA TARDE, poco antes del ocaso. Sorprendente como parezca, ¡ésta es la VERDAD PURA DE LA BIBLIA!
Si Jesús resucitó a cualquier otra hora, entonces no permaneció tres días y tres noches en el sepulcro. Si resucitó a cualquier otra hora, dejó de cumplir la única señal que comprobara que Él era el Mesías, Hijo del Dios vivo. En otras palabras, o resucitó al final del día tercero, cerca de la puesta del sol, ¡o no fue el Mesías! La prueba de su mesiazgo dependía del fiel cumplimiento de esa señal.
Así pues, una tradición que por tanto tiempo ha sido estimada como auténtica, debe ser rechazada. Alabemos a Dios por SU VERDAD la cual ha sido preservada a través de los siglos, para que la luz verdadera ahora brille, si nuestros corazones y mentes están todavía dispuestos a recibirla. ¡Alabemos Su nombre! ¿Ama usted la VERDAD que nos es revelada, o ama a las tradiciones que ha oído? «El que menosprecia el precepto perecerá por ello» Digamos con David, ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!»
¿En qué día ocurrió la resurrección? Ahora bien, ¿cuál DÍA DE LA SEMANA fue el de la resurrección? Las primeras investigadoras, María Magdalena y sus compañeras, vinieron al sepulcro muy temprano el primer día de la semana (el domingo), siendo todavía oscuro. Llegaron al alba cuando el sol comenzaba a rayar (Marcos 16:2; Lucas 24:1; Juan 20:1).
Estos son los textos que, según supone la mayoría de la gente, indican que la resurrección tuvo lugar el domingo por la mañana, a la salida del sol. Sin embargo, ¡no dicen tal cosa! ¡Cuando las mujeres llegaron la tumba ya estaba ABIERTA! A esa hora de la mañana del domingo, estando aún oscuro, ¡JESÚS NO ESTABA ALLÍ! Notemos que el ángel dice: «No está aquí, pues ha resucitado! (Mateo 28:5’6; Marcos 16:6; Lucas 24:6; Juan 20:1-2).
Cuando llegó la alborada aquel domingo, ¡Jesús ya había resucitado! ¡Por supuesto! Se levantó de la tumba LA TARDE ANTERIOR cerca de la puesta del sol. Como sabemos que la resurrección tuvo lugar poco antes de aquella mañana del domingo, y que ocurrió en las horas postreras, casi al anochecer de ese día, sabemos entonces que LA RESURRECCIÓN DE CRISTO OCURRIÓ EL SÁBADO POR LA TARDE, ya bien entrada la tarde.
El sábado terminó a la puesta del sol. Era ya tarde aquel día, poco antes del principio del primer día de la semana. ¡No fue, entonces, una resurrección dominical sino sabática!
¿Cumplió Cristo su propia señal? Todo esto está basado en la suposición de que Jesús hizo realidad la única SEÑAL que había ofrecido: la de permanecer tres días y tres noches en la tumba. Nuestro argumento está fundado en las predicciones que Cristo hizo antes de su crucifixión. Pero algunos de los altos críticos y teólogos nos dicen que Jesús se equivocó, que estuvo en la tumba solamente LA MITAD del tiempo proyectado. Vamos a comprobar nosotros mismos si en verdad Él permaneció en la tumba exactamente el tiempo que prometió.
Leamos en Mateo 28:6 el testimonio del ÁNGEL DE DIOS, el mismo que ahora presentamos como prueba: «No está aquí, pues ha resucitado, COMO DIJO». Ciertamente Él no resucitó COMO DIJO si no se levantó a la HORA exacta que había predicho. Así que tenemos la prueba de un ÁNGEL DEL SEÑOR, inscrita en la sagrada PALABRA DE DIOS, de que Jesús hizo efectiva la señal prometida al permanecer tres días y tres noches en «el corazón de la tierra». ¡Él fue resucitado el sábado por la tarde, no el domingo en la mañana!
Otra prueba de que Cristo estuvo en la tumba exactamente el tiempo que había indicado puede ser hallada en I Corintios 15:3-4: «Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, CONFORME A LAS ESCRITURAS; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, CONFORME A LAS ESCRITURAS.»
Su muerte y sepultura fueron CONFORME A LAS ESCRITURAS, NO EN OPOSICIÓN A ELLAS. El TERCER DÍA a partir del miércoles en que ocurrió el sepelio fue sábado; los TRES DÍAS COMPLETOS de permanencia en la tumba terminaron el sábado en la tarde poco antes de la puesta del sol, no el domingo por la mañana.
¿En qué día ocurrió la crucifixión? No es difícil ahora determinar el día en el cual Jesús fue crucificado. Contando hacia atrás tres días a partir del sábado cuando Él resucitó, llegamos al miércoles, el cuarto día de la semana.
Jesús fue crucificado un miércoles, o sea, a la mitad de la semana. Murió en la cruz poco después de las tres de la tarde y fue enterrado el mismo día antes de la puesta del sol. Ahora, contemos los tres días y las tres noches. Su cuerpo estuvo en la tumba las noches del miércoles, jueves y viernes: tres noches. También estuvo allí durante las porciones diurnas del jueves, viernes y sábado: tres días. ¡Fue resucitado el sábado ya tarde, poco antes de la puesta del sol, precisamente a la misma hora del día en que fue sepultado!
Es significativo que según la profecía sobre las «setenta semanas» en Daniel 9:24-27 Jesús habría de ser muerto «a la mitad de la semana.» Y en virtud de que en dicha profecía cada día representa un año, la septuagésima semana viene a convertirse realmente en siete años literales. Así, Cristo fue muerto después de tres años y medio de ministerio, siendo significativo también el que le fue quitada la vida ¡A LA MITAD DE UNA SEMANA LITERAL!
¿Cuál sábado siguió a la crucifixión? Ahora llegamos a una objeción que algunos han presentado y, con todo, es precisamente el punto que prueba esta verdad. Tal vez usted haya observado que las Escrituras dicen que el día posterior a la crucifixión fue un sábado. Durante siglos muchas personas han supuesto, sin analizar con cuidado, que la crucifixión tuvo lugar un viernes.
Ya hemos demostrado con los cuatro Evangelios que al día de la crucifixión—miércoles—se le llamó «la preparación.» Era el día de preparación para el sábado. Pero, ¿para cuál sábado? El Evangelio de Juan da la respuesta exacta: «Era la preparación de la PASCUA.» «Pues aquel día de reposo era de GRAN SOLEMNIDAD.» (Juan 19:14, 31).
¿Qué es un día de reposo o sábado «de GRAN SOLEMNIDAD»? Si preguntamos a cualquier judío nos dirá que es uno de los días santos anuales, o sea, un día de fiesta. Cada año los israelitas observaban siete de estos días, los cuales son sábados o días de reposo. Cada uno de los sábados anuales tiene una fecha fija en el calendario sagrado, establecida por Dios. Por cuanto las fechas de estos días santos son fijas según el calendario sagrado, ocurren en diferentes días de la semana y en diferentes fechas según el calendario romano que usamos hoy. Por ejemplo, pueden caer en lunes, jueves, domingo, etc.
Si estudiamos los textos siguientes entenderemos que todos estos días se consideraban sábados o días de reposo: (Levítico 23:24; 16:31; 23:39; 23:15; 23:26-32.) Observemos lo que dice Mateo 26:2: «Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.» Si leemos este capítulo veremos que Cristo fue crucificado en el día de la Pascua.
¿Qué era la PASCUA? Fue el día en que Israel conmemoraba su salida de Egipto. En el capítulo 12 del libro de Éxodo encontramos el relato de la Pascua original. El pueblo de Israel sacrificó los corderos y untó la sangre en los postes de las puertas y en los dinteles de sus casas como una señal; y dondequiera que la sangre fue aplicada de esta manera el ángel de la muerte pasó por alto aquella casa, salvándola de la plaga de mortandad. El día después de la Pascua hubo una convocación santa o sábado anual.
Observemos las fechas:
«Pero en el mes primero, a los catorce días del mes, será la pascua del Eterno. Y a los quince días de este mes, la fiesta solemne» (Números 28:16-17). Los corderos pascuales sacrificados cada año el día 14 del primer mes, llamado «abib», tipificaban a Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Cristo es NUESTRA PASCUA, sacrificada por nosotros (I Corintios 5:7).
¡JESÚS FUE OFRECIDO EN SACRIFICIO EL MISMO DÍA EN QUE EL CORDERO PASCUAL ERA INMOLADO CADA AÑO! Fue sacrificado el 14 de abib, el primer mes del calendario hebreo. Este día de la Pascua era el anterior o de preparación para la fiesta o gran sábado anual que ocurría el 15 de abib. Este sábado puede caer en cualquier día de la semana; frecuentemente sucede, aún hoy, que es observado en jueves. Este «gran» sábado fue observado un jueves en 1952, 1955, 1959 y 1962.
El calendario de los hebreos muestra que en el año en que Jesús fue crucificado, el 14 de abib, día de la Pascua, fue miércoles y que el sábado anual fue jueves. Era éste el sábado que se acercaba cuando José de Arimatea se apresuró a enterrar el cuerpo de Jesús casi al finalizar aquella tarde del miércoles. ¡Hubo dos sábados diferentes en esa semana, un sábado semanal y un sábado anual!
Respuestas a Objeciones Sinceras.- Hay quienes citan a Marcos 16:9 asegurando que este texto dice que la resurrección ocurrió un domingo; sin embargo, un cuidadoso análisis del versículo revela que no contradice la tesis en este folleto. ¿Cuál era la condición de Jesús temprano en la mañana del primer día de la semana? ¿Dice que «estaba resucitando» o que «había resucitado» de la tumba? No, «habiendo, pues, resucitado Jesús, el primer día de la semana por la mañana apareció primeramente a María Magdalena…», Él había resucitado, desde luego, había resucitado tarde en la tarde del día anterior, de manera que ya había resucitado el domingo en la mañana. El texto no refuta ni contradice otras escrituras que hemos presentado.
Otro texto que confunde es Lucas 24:21: «…y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.» La frase «que esto ha acontecido» abarca todos los sucesos pertenecientes a la crucifixión, a saber, el arresto de Jesús, la entrega para ser juzgado, la crucifixión misma y finalmente la sepultura en la tumba y la guardia de soldados romanos al día siguiente o jueves. Estudie los versículos 18-20 y también Mateo 27:62-66. Así, al decir «que esto ha acontecido» se incluía también la colocación de la guardia, lo cual ocurrió el jueves. El texto dice que el domingo ciertamente fue el tercer día después del jueves, pero no fue el tercer día desde el viernes, por lo tanto, este texto no puede probar que la crucifixión ocurrió el viernes.
La Prueba Final.- Todavía hay una prueba final que confirma esta asombrosa verdad. Un texto vital que prueba la existencia de dos sábados o días de reposo en aquella semana ha sido oscurecido por casi todas las traducciones de la Biblia. Parece que la traducción al inglés por Ferrar Fenton es una de las pocas que aclaran este punto.
Leamos Mateo 28:1. dice: «Pasado el día de reposo (sábado)…» Fenton, apoyándose en la forma plural de la palabra «sábado» en griego, ofrece la siguiente traducción: «Pasados los SÁBADOS…» La nota marginal de dicha traducción hace la siguiente aclaración: «En el griego original aparece sábados en plural.»
Según Marcos 16:1, después que el sábado hubo pasado María Magdalena y sus acompañantes compraron especias aromáticas para ungir el cuerpo de Jesús; por lo tanto, no pudieron haber preparado dichas especias antes del citado día. Sin embargo después de prepararlas «descansaron el día del reposo (sábado), conforme al mandamiento» (Lucas 23:56).
Es necesario estudiar estos dos textos con mucho cuidado. Hay solamente una explicación posible: Después del gran sábado anual, o sea, el primer día de la Fiesta de los Panes sin Levadura, fue jueves. Al día siguiente, es decir, el viernes, estas mujeres compraron y prepararon sus especias y luego descansaron el sábado semanal conforme al mandamiento. (Éxodo 20:8-11).
Una comparación de estos dos textos prueba que hubo dos sábados en aquella semana con un día intermedio. De otra manera estos versículos se contradicen. La PURA VERDAD concerniente a la crucifixión y la resurrección de Cristo está llegando rápidamente al mundo. Miles lo están viendo.
Alabamos a Dios por preservar cuidadosamente la VERDAD ORIGINAL en la Biblia. ¡Qué estudio más maravilloso es SU PALABRA! Toda la verdad no ha sido todavía puesta en la luz. Busquemos y encontremos más y más. Alimentémonos con la PALABRA DE DIOS, para no rechazar la luz verdadera, o Dios nos rechazará a nosotros. Regocijémonos en ella con alabanzas y gracias.
Tony Fontao CHURCH OF GOD IN MIAMI
Agencia Orbita