EE.UU. – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump se reunió con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el miércoles (15). Lo que prometía ser una reunión histórica, intercambiaron saludos y hablaron de su antigua amistad.
A pesar de dar varias respuestas evasivas a las preguntas directas durante la rueda de prensa, vale la pena mencionar algunas de las declaraciones que se refieren a una nueva política exterior en Oriente Medio.
Trump hizo hincapié en que está trabajando duro para establecer un «gran acuerdo de paz» entre Israel y los palestinos. Garantizando al mismo tiempo que ambas partes tendrían que renunciar a algunas posturas, dejó claro que la «era Obama» de la enemistad entre los dos países definitivamente se acabó.
El aspecto principal de la entrevista fue dejar claro que Israel y los palestinos deben negociar directamente el acuerdo de paz, sin esperar una intervención externa. Tal declaración explica la retirada del gobierno de Estados Unidos de las medidas determinadas por las Naciones Unidas, con el conflicto respecto a la autonomía de Israel.
Uno de los pocos inconvenientes, fue cuando Trump pidió a Netanyahu a «mantener algunos asentamientos». Consultado sobre el cambio de la embajada a Jerusalén, lo que se esperaba, no ha anunciado la medida ni la fecha. El multimillonario prefirió contemporizar y dijo: «Me gustaría ver que suceda. Estamos analizando esto con gran cuidado, créeme, y vamos a ver qué pasa».
Espetó que se está trabajando en una propuesta que será diferente de lo que se ha hecho hasta ahora, «algo nunca visto», y que puede sorprender al mundo.
El tema principal de la conversación fue acerca de la llamada «solución de dos Estados», que incluiría un reconocimiento de Palestina independiente y la división de Jerusalén. La opción de Donald Trump fue una enigmática frase: «Estoy pensando tanto en dos Estados como en un estado. Me gusta de los lados que gustan. Voy a ser muy feliz con que ambas partes estén de acuerdo».
Netanyahu hizo hincapié en que, del lado israelí, hay algunas condiciones para la paz: que los palestinos reconozcan el derecho de Israel a existir y los problemas de seguridad en el territorio de la Autoridad Palestina estén en las manos del gobierno israelí.
Se les pidió que dejaran de enseñar el odio a la población. Lamentó que los radicales islámicos palestinos inculquen en los niños el antisemitismo y el discurso del odio. También hizo hincapié en que Irán deje claro en sus misiles que pretende atacar a Israel.
El primer ministro también dijo que temía que, si no se tiene el cuidado adecuado, puede aparecer dentro del territorio palestino «un nuevo Estado Islámico». Le pidió a Trump, que «aproveche este momento» para ayudar a encontrar nuevos caminos de paz en el Medio Oriente. Concluyó diciendo que Israel no tiene mejor amigo en el mundo que Donald Trump.
El presidente rechazó las acusaciones de antisemitismo, recordando que tiene en su propia familia, un yerno y dos nietos que son judíos ortodoxos.