José Luis Chamosa, catedrático de Filología Inglesa de la Universidad de León, catalogó el relato bíblico de Caín y Abel como la primera narración que reúne los elementos de una novela negra.
Según la Agencia EFE, Chamosa, explica que el asesinato de Abel por parte de Caín, en la que Dios actúa de juez tras interrogar y condenar al malhechor es novela negra porque se caracteriza por poseer los elementos literarios de dicho género, en especial por la presencia de un asesinato.
Wikipedia en español cita que la novela negra es, como la definió Raymond Chandler en su libro El simple arte de matar, la novela del mundo profesional del crimen. Debe su nombre a dos factores: a que originalmente fue publicada en la revista Black Mask de Estados Unidos y en la colección Série Noire francesa, así como a los ambientes «oscuros» que logra.
El término se asocia a un tipo de novela policíaca en la que la resolución del misterio no es el objetivo principal; que es habitualmente muy violenta y las divisiones entre el bien y el mal están bastante difuminadas. La mayor parte de sus protagonistas son individuos derrotados, en decadencia, que buscan encontrar la verdad (o por lo menos algún atisbo de ella).
Precisamente, es a partir de este hecho, la muerte, sobre el que estriba el argumento de las grandes obras de este género, encuadradas en una realidad social que algunas definen con precisión, compuestas por una o varias tramas y sustentadas por una serie de personajes de toda clase social.
Detrás de algunas, se incluye una profunda reflexión sobre la naturaleza humana y sobre cómo cualquiera, ante una situación extrema, puede dejar de ser dueño de sus actos, de las consecuencias y la intensidad de los mismos y llegar a matar, ha explicado Chamosa en referencia al trasfondo de las obras de la escritora británica P.D. James (1920).
El profesor titular de Filología Inglesa de la Universidad de Vigo, Martín Urdiales, ha disertado sobre los relatos del escritor estadounidense Edgar Allah Poe (1809-1849) y Guy de Maupassant (1850-1893), los cuales se estructuran muchas veces a partir de estas formas frecuentes, entre los que se encuentra la confesión del criminal narrada en primera persona o la descripción de los hechos por parte de los investigadores.