Una Biblia de 1880 se ha convertido en el objeto más caro en la tienda Amazon pues ha sido valorada en 5 millones de dólares.
El libro sagrado ha sido encuadernado en cuero con grabados en blanco y negro e ilustraciones en color por lo que es el objeto con el precio más elevado del portal minorista. En este caso, la Biblia no la vende la propia Amazon sino la Bible Publishing House de Georgia, EEUU, y pese a su tiempo y uso el vendedor asegura que está en buen estado aunque se ha desprendido un poco la tapa.
El segundo objeto es una moneda de oro de 20 dólares de 1907 la cual está siendo vendida en 3,75 millones de dólares. Una moneda conmemorativa de oro está listada como el número 2 de las 100 monedas más raras de EEUU, algo que ha hecho que su valor se dispare como la espuma. La vende la casa especializada Kagin Sinc a través de Amazon.
Un conjunto de 14 monedas conmemorativas de 1866 a 1894 está valorado en 2,75 millones de dólares. Estas monedas conmemorativas son cada una de 20 dólares diseñadas por James B. Longacre y con cara de la Estatua de la Libertad cuentan con este elevado precio. Además, incluye una lata de 1866 en la que fueron enterradas las monedas en el siglo XIX.
Sellos de 96 centavos de Hong Kong: 1,63 millones de dólares. Un conjunto de cuatro sellos de Hong Kong «en muy buen estado», con un «color excepcionalmente fresco» y sin usar es de los objetos más caros que se venden en el portal. Cuenta con la goma y borde originales con losa que se marcaban este tipo de sellos «el elemento más raro y más importante de la filatelia de Hong Kong» explica su vendedor.
Sellos de 12 peniques de Gran Bretaña son valorados en 1,147 millones de dólares. Los sellos cuentan con fondo negro de 1840 «en muy buen estado» son «una magnífica joya certificada por la Asociación Británica de Filatelia», explica el vendedor Paul Fraser Collectibles.
Más allá de estas cinco joyas coleccionables hay otra serie de productos en Amazon con precios desorbitados pero que responden más a un error que al valor real del producto.
Fuente: El Economista