Misionero muerto por tribu creía que iba a «última fortaleza de Satanás»

INDIA. – La historia del asesinato de John Allen Chau, de 26 años, repercutió mundialmente. Para unos él era un misionero intrépido, para otros un aventurero inconsecuente. El diario The Washington Post divulgó fragmentos del diario escrito por el joven antes de entrar en una tribu aislada que viven en la Isla Centinela del Norte, en la costa de la India.

El registro, de su puño, tiene 13 páginas y fue escrito con lápiz. El acceso a la isla está prohibido para los extranjeros. El gobierno indio intenta preservar el estilo de vida de los indígenas, transformando el lugar en una reserva.

En su diario, Chau decía estar decidido a predicar el Evangelio a los miembros de la tribu que nunca tuvo contacto con la civilización. Sabiendo de la prohibición de acceso a la Isla, negoció con pescadores que lo llevaron por la noche hasta un lugar cercano a la costa. El trecho final lo recorrió solo, en un kayak. Llevaba consigo artículos como tijeras, alfileres y un pez, que serían regalados a los miembros de la tribu. Él había entrado en contacto con ellos otras veces.

En la última experiencia registrada en el diario, Chau cuenta que así que los vio, comenzó a cantar himnos de alabanza, pero fue sorprendido por un joven que arrojó una flecha hacia él. Chau explica que la flecha alcanzó su Biblia. «Estoy asustado», dice su último registro, en la víspera de su muerte.

Como este contacto fue erróneo, volvió al barco donde estaban los pescadores. Al día siguiente, intentaría un nuevo contacto con los miembros de la tribu. Los hombres que estaban en el barco a una distancia segura, relatan que tan pronto como el joven llegó a la playa, los aborígenes lo atacaron, disparándole flechas.

Su cuerpo fue arrastrado por una cuerda hasta la arena de la playa y enterrado allí. Ninguno de los pescadores quiso rescatarlo por miedo a los indígenas.

Carta profética

Los textos escritos por el misionero dejaban claro que él tenía la firme convicción de que estaba siendo un «instrumento de Dios» para alcanzar a aquellos indígenas.

«Señor, esta isla es la última fortaleza de Satanás, donde nadie oyó o tuvo la oportunidad de oír su nombre», escribió. Su madre, que recibió el diario de la mano de uno de los pescadores, cuenta que Chau sabía que su misión era ilegal. En otro pasaje, habló sobre la necesidad de evitar a las autoridades indias que patrullaran las aguas cerca de la Isla Centinela Norte. «El propio Dios nos escondía de la Guardia Costera y muchas patrullas», afirmó en una descripción de la última jornada de barco.

La familia también divulgó que el misionero les dejó una «carta», considerada profética. En ella, él pidió a los padres que «no se enojaran» con él y con Dios si moría. Dice además que «estaba haciendo eso para establecer el reino de Jesús en la isla. Pero no culpen a los nativos si muero.

 Los habitantes de la Isla Centinela Norte viven de manera aislada hace miles de años. De acuerdo con organizaciones que realizan el monitoreo a distancia de esa comunidad, son al menos 100 personas viviendo en el lugar, un área de bosque con aproximadamente 60 kilómetros cuadrados.

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Con información de CBN News 

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