Suicidio de pastor de Asambleas de Dios reanuda debate sobre tema entre evangélicos

RIO DE JANEIRO, BRASIL.- El suicidio es una cuestión compleja, que involucra innumerables factores y, teológicamente, no hay consenso entre los grandes estudiosos de la Biblia. Todo esto aparte, la noticia del suicidio de un pastor de las Asambleas de Dios el pasado martes 12 de diciembre, reavivó el debate sobre los casos de depresión entre los pastores evangélicos.

El pastor Júlio César Silva, ex presidente de la Asamblea de Dios Ministerio de Madureira en la ciudad de Araruama, región de los lagos en el estado de Río de Janeiro, se suicidó en su casa, en un condominio de alto nivel donde vivía. Él estaba casado y tenía dos hijas.

De acuerdo de información de la Policía Civil, Silva usó una cuerda para ahorcarse, pero no dejó ninguna nota escrita detallando la motivación de su suicidio. Durante la madrugada del martes a miércoles, 13 de diciembre, el velorio fue realizado en la filial de la denominación en la Tijuca, con la presencia de 50 pastores y del obispo Abner Ferreira.

De acuerdo con información de Pleno News, el entierro se llevó a cabo en Goiânia (GO), el estado natal de su familia. Júlio César Silva era un pastor renombrado en el Ministerio de Madureira, con relación de proximidad con otros grandes nombres, como el obispo Samuel Ferreira, de AD Brás, y el pastor Marco Feliciano (PSC-SP).

En las redes sociales, miles de evangélicos expresaron perplejidad con la noticia, y muchos aprovecharon la oportunidad para manifestar pesar con la noticia y pedir oraciones por los familiares del pastor.

Marco Feliciano usó sus medios para hacer una ponderación, diciendo que las circunstancias de la muerte de Silva serán juzgadas en la eternidad, y que muchas veces la presión sobre un pastor es tan intensa que él termina sufriendo depresión.

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«Tu pastor es tan humano como tú. La diferencia es que usted se preocupa sólo por sus problemas y él con sus problemas y todo el mundo. Él siente voluntad de parar, desistir, sufre, llora, pero esconde las lágrimas cuando sube al altar. Después de todo, él está allí para bendecir y alentarle», reflexiona Feliciano.

Ya hay estudios que muestran que  los casos de depresión entre los pastores tienen tasas muy altas, por encima del promedio entre las diferentes ocupaciones.

[ Fuente: Gospel Mais ]

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