Muy conmovedor el artículo publicado en la sección internacional del Figaro.fr por Sebastian de Courtois.
El documento fotográfico da testimonio de la situación tan dolorosa de madres, esposas, hermanas de aquellos que cayeron en estos hechos ocurridos en la ciudad de Bagdad en Irak el treinta y uno de octubre pasado.
La Catedral de Karrada en Bagdad fue el escenario de los hechos perpetuados por musulmanes radicales llenos de ira contra los llamados «infieles».
No escogieron a sus víctimas; ancianos o mujeres o niños fueron igualmente muertos a sangre fría. Aquellos que no morían instantáneamente acribillados por las ráfagas de sus ametralladoras, luego al pasar revisando los cadáveres, perpetuaban a sus víctimas sin hacer caso de las suplicas o quejas de dolor debido a sus heridas.
Los hechos fueron contados, por sobre vivientes que fueron testigos de la masacre, y por designios de Dios salieron con vida, luego de mirar cómo se llevaban a grupos de mujeres, niños y ancianos unas cuarenta personas encerrándolos en la sacristía para luego bombardearles con granadas.
Frases de violencia pronunciadas ante sus víctimas, daban testimonio de la ira que llevaban para llevar a cabo toda la exterminación de quienes estaban con sus familias en esos momentos en este recinto religioso.
El sacerdote encargado del culto religioso ese día, tampoco fue la acepción, ya que por defender a sus feligreses e intentar cubrirles con su cuerpo fue acribillado con los gritos de «todos deben sentir el dolor pues todos son unos fieles».
Las familias que viven en Irak, están huyendo hacia el extranjero: Turquía, Siria, Egipto. En estos momentos no hay seguridad en absoluto para las familias cristianas. Ni trabajo, ni escuelas. Los refugiados en Turquía son recibidos por una Asociación Humanitaria. Ellos dicen que no hacen diferencias entre religiones pues ahora la prioridad son los cristianos de Irak.
En la ciudad de Bagdad, las mujeres musulmanas se unen a consolar a sus vecinos en las escequias, presas del dolor y la impotencia delante de todos estos hechos.
El al-Qaida declaró como «Meta Legitima» a los cristianos y esto es muy inquietante. Los musulmanes en Egipto han sido llamados a proteger a los hermanos cristianos de Irak. En París se está acogiendo a los heridos en sus hospitales y esto es un signo para elevar el valor necesario en medio de la situación.
La declaración de Dalil Baubakeur, rector de la Gran Mezquita de París, condenó estos hechos sobre la masacre de «fieles cristianos» es muy valerosa ante las circunstancias, pero está bien solo. La emoción es tal que ha traspasado el contexto iraquí.