NOTICIACRISTIANA.COM. En Nigeria los casos de secuestros con fines de extorsión continúan en aumento. Otro sacerdote fue secuestrado la tarde de ayer; se trata de Nicolás Oboh incardinado en la diócesis de Uromi, en el estado sudoriental de Edo.
El secuestro lo denunció el Padre Osi Odenore, Canciller de la diócesis de Uromi. El hecho sucedió a tan sólo dos semanas después del hallazgo del cuerpo de Michael Nnadi, uno de los cuatro seminaristas del Seminario Mayor del Buen Pastor de Kakau, en el estado noroccidental de Kaduna, secuestrados el 8 de enero. Los otros tres fueron puestos en libertad.
En varios estados Nigeriaros los secuestros de sacerdotes y cristianos con fines de extorsión se están multiplicando, junto con la propagación de la inseguridad en todo el país, como informó recientemente a Ayuda a la Iglesia Necesitada Monseñor Augustine Obiora Akubeze, arzobispo de Benin City.
Para el año 2019 sólo en el estado sureño de Nigeria, en Enugu secuestraron a nueve sacerdotes y otros dos en el estado suroccidental de Ondo. En la mayoría de los casos los rehenes fueron libres.
Secuestros y asesinatos siembran temor en Nigeria
Pero otros no corren con esa suerte, por ejemplo Don Clement Rapuluchukwu Ugwu, lo asesinaron el año pasado por los secuestradores en el Estado de Enugu. Todo esto mientras los asesinatos y ataques contra los cristianos por parte de los islamistas de Boko Haram y los pastores Fulanis no se detienen.
A finales de enero de este año en el centro de Nigeria un tiroteo mató a un líder de una comunidad católica local, junto con otras personas; y en el noreste del país asesinaron a un líder religioso cristiano secuestrado por un grupo armado islamista.
Cada día la inseguridad en el país es aún mayor, las denuncias han sido más intensas. Muchos señalan al presidente Muhammadu Buhari de no hacer absolutamente nada por esta situación, él fue elegido precisamente con la promesa de restablecer la seguridad en el país.
Según la Organización Puertas abiertas, Nigeria el gobierno es ampliamente criticado por una respuesta imprudente a los ataques y secuestros llevados a cabo por los fulani, quienes llevan la violencia y la devastación a las comunidades cristianas en todo el centro del país.
La violencia afecta a los nigerianos de todo tipo, incluidos los musulmanes, pero los cristianos están experimentando una amenaza existencial.
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