Nínro Ruíz Peña
SAO PAULO, BRASIL.- La Policía Federal realizó una operación de arrestos contra «Canaán – La Cosecha Final» la mañana de este martes (6) la organización que dice estar «Traduciendo el verbo: la verdad que marca», es considerada una secta, el grupo tiene un fuerte esquema de captación de nuevos fieles.
Ellos son investigados desde 2011 y acusados de mantener fieles en situación análoga a la esclavitud. En los últimos tres años los líderes han aumentado tres veces el número de miembros.
Recientemente 13 personas fueron arrestadas, en varias ciudades del interior de Minas y en la capital de Sao Paulo. Entre las nueve personas forajidas está un hombre conocido como «Pastor Cícero». Considerado el líder de la secta que ya había sido arrestado en 2015.
La policía interceptó 17 establecimientos, incluyendo restaurantes. El delegado Alexander Castro de Oliveira explicó que los funcionarios de los establecimientos comerciales prohibidos eran fieles que no recibían pago en efectivo. En Poços de Caldas, la gerente del local fue presa, acusada de ser la responsable de la secta en la ciudad.
La acción policial operación «De vuelta a Canaán», fue desencadenada en 2015, y terminó con 315 personas las cuales fueron encontradas trabajando en condiciones de esclavitud en propiedades rurales y establecimientos comerciales en MG, BA y SP.
La estimación de la policía es que casi mil personas están en la misma situación actualmente, indicando que la secta continua actuando. «Ellos trabajan en establecimientos variados sin recibir ninguna remuneración. Ellos tienen el patrimonio completamente usurpado por la secta, cuando entran son inducidos a donar todo. En una reunión de líderes, transfieren el patrimonio a otras empresas», resume Oliveira.
El monto de las operaciones realizadas en 2013 y 2015, indicaban que el grupo había acumulado un patrimonio estimado en más de 30 millones de dólares. La estimación es que el número de propiedades se ha duplicado.
«Chip de la bestia»
El delegado explica que los líderes engañaban a las personas con predicación religiosa. «Ellos eran engañados. La promesa es que la bestia vendrá y los que estén dentro de las comunidades de los fieles no serán alcanzados el día del apocalipsis y el día del juicio final. Siempre un argumento religioso del más bajo nivel para engañar a esas personas», resume Oliveira.
Las personas que fueron detenidas son investigadas por mantener trabajadores en condiciones de esclavitud, tráfico de personas, estelionato, organización criminal, falsedad ideológica y lavado de dinero.
Mientras los miembros de la secta vivían en una situación precaria, los líderes tenían varios carros, apartamentos de lujo y altos valores en cuentas bancarias.
Uno de los desafíos es convencer a los fieles a dejar la secta. «Es un lavado de cerebro muy grande, en una situación que llega a dar pena. «Ellos creen que si salen de allí, el gobierno va a colocar un chip en su cabeza y todo el mundo va a ser perseguido», concluye Oliveira.
[ Fuente: G1 ]
Foto: Hacienda donde miembros se quedaban en Mindur