El proyecto de hacer una plaza en un predio con trámite de expropiación provocó la disputa menos pensada entre algunos legisladores porteños, una iglesia evangélica y los vecinos del barrio de Boedo.
Sucede que el terreno, de unos 10.400 metros cuadrados, que perteneció a la ex empresa de transportes Tata, fue adquirido por la iglesia evangélica Catedral de la Fe poco antes del traspaso a la órbita pública del terreno y a pesar de que existe una ley promulgada en ese sentido.
El conflicto en torno de esta expropiación, que cuenta con la sanción en primera instancia de la Legislatura de la ciudad, estalló en la última audiencia pública, el martes pasado, cuando unos 130 fieles de la iglesia se enfrentaron verbalmente con vecinos y legisladores para reclamar que se diera marcha atrás con el proyecto.
Esta iglesia, según manifestó Gisela Sawim, voluntaria de la congregación, efectuó la compra sin conocer el destino que ya habían imaginado los vecinos y los legisladores para la manzana circundada por las calles Sánchez de Loria, Carlos Calvo, Estados Unidos y Virrey Liniers (cortada). Según señaló la devota de Catedral de la Fe, días después de haber concretado la operación inmobiliaria uno de los «hermanos» descubrió en Internet el pedido de expropiación. «Ese es nuestro terreno, nosotros los compramos de buena fe sin que existiera ninguna inhibición», esgrimió Sawim, una de los 25.000 fieles de Catedral de la Fe.
Por el otro lado, ni los vecinos ni los legisladores sabían que una iglesia evangélica había adquirido ese espacio abandonado desde hace muchos años. El predio, uno de los más grandes del barrio, fue a remate judicial luego de que la empresa de transportes declaró la quiebra. Los vecinos reclaman la plaza desde 1971. «Tres días después de que se promulgó la ley, Catedral de la Fe compró el predio, con lo cual se produjo un conflicto de intereses; la verdad es que estamos todos sorprendidos de que se haya vendido un predio que iba a ser una plaza», expresó el diputado y presidente de la Comisión de Planeamiento Urbano, Alvaro González (Juntos por Buenos Aires).
El proyecto de expropiación, que incluye un cambio de la zonificación del terreno para transformarlo en una plaza, había sido elevado a través de diferentes iniciativas por los diputados Norberto La Porta (socialista) y Diego Kravetz (Frente para la Victoria). La idea unificada pasó el trámite parlamentario, aunque por tratarse de una expropiación los carriles legales continuaron con la accidentada audiencia pública y ahora llega el turno de la segunda sanción en el recinto. «El trámite va a continuar, porque el Estado tiene derecho a expropiar un bien privado para destinarlo a una utilidad pública», opinó un vocero del despacho de La Porta, de licencia por razones de salud. De avanzar el proceso, el Banco de la Ciudad debería valuar la propiedad y luego compensar a los dueños actuales.
La manzana en disputa tiene su historia. Allá por 1880 el predio funcionaba como una estación de tranvías a caballo y después albergó a los coches eléctricos. El nombre original de esos viejos galpones es Estación Vail, en referencia al primer administrador de la compañía de tranvías. Hoy es un criadero natural de roedores y alberga algunos colectivos abandonados.
«Cuando la iglesia compró el terreno ya estaba sancionada la ley, lo cual nos llama la atención», dijo el vecino Mario Bellochio, director de un periódico barrial. Y agregó: «Ellos dicen que van a poner la friolera suma de 4 millones de dólares, pero con esa plata no sé qué hacen en Boedo, porque podrían irse a Manhattan».
Sawim explicó que los fondos provienen de los ahorros de 25 años de la iglesia. «Muchos preguntan qué hacemos con la plata y acá está; ellos votaron una ley sin saber que éramos los propietarios y queremos que nos respeten», expresó Sawim, al reiterar que nadie los notificó de la confiscación en marcha.
La Nación