El arzobispo colombiano Octavio Ruiz afirmó que este uno de los grandes problemas que tienen en América Latina y en el que hay que reflexionar. También calificó a los grupos a los que acuden los nuevos convertidos como «sectas».
El arzobispo Ruiz, designado en mayo por el Papa como vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina, cree que eso ayudará a ganar la “batalla” por las almas.
En una entrevista afirmó que se debe cambiar el modo de celebrar las misas y hacerlas más participativas y más alegres. Es decir, que copian el estilo de los cultos evangélicos, a la vez que no les consideran iglesia y los etiquetan como sectas. Toda una contradicción.
PREOCUPACIÓN
El Vaticano está preocupado por lo que considera «políticas agresivas» de las iglesias protestantes en América Latina, donde viven casi la mitad de los cerca de 1.100 millones de católicos del planeta. Menos agresivo les resulta calificar de sectas a muchas de estas iglesias evangélicas, a las que además acaba de clasificar como “comunidades protestantes”, sin siquiera alcanzar la categoría de iglesias, según el reciente comunicado del Vaticano.
La Iglesia Católica calcula que entre 30 y 40 millones de sus fieles han abrazado alguna de las denominaciones protestantes.
El vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina también lo atribuye, en parte, a un debilitamiento de los procesos de evangelización católica.
BATALLA POR BRASIL
El principal campo en la batalla por las almas cristianas es Brasil, el país con mayor número de católicos del mundo y donde, según algunos cálculos, en la actualidad el 15 por ciento de la población es protestante.
Quizás la Iglesia católica debería “copiar” otros aspectos de las iglesias protestantes, como son el mensaje cristocéntrico y bíblico, la ausencia de jerarquías piramidales, y la libertad de conciencia, aspectos todos ellos que sin duda también han influido en el crecimiento evangélico en Brasil y en todo el mundo.
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