La justicia de la India condenó a muerte a Lakshmi Kanta Sarkar, por haber sido encontrado practicando un ritual religioso macabro. Él estaba en un cementerio bebiéndose la sangre de un bebé después de decapitarlo mientras el pequeño se encontraba colgado de un árbol. En su defensa el asesino afirmó que estaba «practicando su religión».
El caso ocurrió en la aldea Kalakuri en Bankura, Estado de Bengala Oriental, en la India. Las imágenes del ritual fueron revelados por una televisión local. El proceso se prolongó en los tribunales durante dos años. Sarkar, fue condenado después que 17 personas atestiguaran contra él en los tribunales de Bankura. Según los informes, el hombre era muy conocido en el pueblo donde vivió por dirigir una clínica de aborto ilegal con su madre.
La población local tuvo que ser detenida por la policía porque intentaron entrar en el lugar donde estaba detenido el hombre pues querían linchar al asesino. En el día de su detención, fue golpeado por los aldeanos, mientras gritaba que era un «hechicero», dijo la policía.
La condena a este hombre reabrió el siempre espinoso tema del asunto de la libertad religiosa en la India, uno de los países más poblados del mundo. Para los seguidores del Tantra, la rama religiosa polémica a la que pertenece Sarkar, argumentan que el sacrificio de la sangre es necesario «para cumplir con las necesidades religiosas». La práctica se remonta al grupo que tiene más de dos mil años de existencia.
En los últimos años, los grupos cristianos han sido los más perseguidos por leyes anti-conversión aprobadas por el gobierno. Hay un caso reciente de un cristiano decapitado en la India por rechazar la conversión al hinduismo y el de un hindú que intentó detener una cruzada evangélica abriendo fuego contra los asistentes.
Por otra parte, los casos de «sacrificio de sangre» en el nombre de la religión han sido mostrados por los medios de comunicación en la India con frecuencia son alarmantes.
El año pasado, un hombre mató a su niño de ocho meses de edad, como una forma de sacrificio a la diosa hindú Kali en el estado de Uttar Pradesh. En otra zona de la India, un niño de siete años, fue asesinado para que su hígado pudiese ser ofrecido como un sacrificio a los dioses a cambio de una cosecha fructífera. Los asesinos no fueron condenados.
Traducido y adaptado por NoticiaCristiana.com de Daily Mail