Revelan que Nicolás Maduro gasta miles de dólares en santeros cubanos

VENEZUELA. – El periodista venezolano David Placer, autor de «Los brujos de Chávez» (2015) ha escrito un libro sobre la influencia del fallecido gurú Sai Baba en Nicolás Maduro, afirma que desde 1958 todos los presidentes venezolanos, salvo Rafael Caldera, han sido adeptos de la brujería.

“Somos un país supersticioso, es algo cultural», dice Placer, que reside en España desde hace unos veinte años y se encuentra en Estados Unidos para presentar «El dictador y sus demonios. La secta de Nicolás Maduro que secuestró a Venezuela», publicado en Amazon.

En este libro, el periodista de 40 años recoge el resultado de sus investigaciones sobre una faceta poco conocida del actual presidente de Venezuela, al que la oposición y medio centenar de países no reconocen como tal y, en cambio, apoyan a Juan Guaidó, titular de la Asamblea Nacional, como presidente interino.

Por estos días, el disidente chavista Hugo Carvajal, exjefe de la contrainteligencia militar venezolana y detenido en España por petición de Estados Unidos, ha afirmado que el presidente Maduro gasta cientos de miles de dólares en santeros cubanos.

También ha dicho que Maduro es «un devoto santero seguidor de Sai Baba», algo que viene a corroborar la tesis de «El dictador y sus demonios».

En sus investigaciones, Placer, de 40 años, dice haber comprobado que además de devoto de Sathya Sai Baba (1926-2011), con viaje a la India incluido, y cliente de los babalaos de la santería, Maduro, que se dice «cristiano», tiene un brujo en Miami que viaja regularmente a Caracas a echarle las cartas.

El brujo se llama Cirilo Enrique Rodulfo, formó parte de las Fuerzas Armadas y cobra carísimos sus servicios, dice Placer.

Las fuentes de Placer le contaron que un empresario camaronero venezolano acudió a él para saber si iba a encontrar comprador para su empresa. La vendió y la factura que recibió fue de 90.000 dólares, una cantidad que, pese a lo abultada, no dudó en pagar.

No quiero deberle a un brujo», dijo a sus amigos.

El autor de «El dictador y sus demonios» afirma que la esposa de Maduro, Cilia Flores, es más supersticiosa que él.

Con Cilia y varios sobrinos de ella Maduro viajó a la India a ver a Sai Baba en 2005, cuando era presidente de la Asamblea Nacional, mucho antes de que «pudiera ni imaginar» que iba a llegar a la Presidencia de Venezuela.

En el viaje de 2005 Maduro tuvo dos reuniones con el gurú, una pública junto a 30 devotos venezolanos y otra privada. Hay una fotografía que ha circulado por las redes en la que se ve al dirigente chavista a los pies de Sai Baba.

De acuerdo con el libro, el presidente «obrero» como le gusta decir de sí mismo, está rodeado tanto de santeros como de «saibabistas». Entre estos últimos está el canciller, Jorge Arreaza, la ministra para el Servicio Penitenciario, Iris Varela, y el ministro de Educación, Aristóbulo Istúriz, dice Placer.

Cuando se le pregunta si Maduro ha reconocido alguna vez su relación con Sai Baba públicamente, Placer dice que en dos ocasiones y que una de ellas fue en una entrevista que le concedió al periodista del medio digital Descifrado Roger Santo Domingo, autor de la biografía «De verde a Maduro».

La otra fue en una entrevista con la periodista Maye Primera para El Mundo en 2003.

Hay unos 1,200 centros Sai Baba en 114 países de todo el mundo y sus seguidores se cuentan por millones, de acuerdo con fuentes de la organización Sathya Sai Baba.

El líder espiritual, rodeado en vida de acusaciones de abusos sexuales y delitos financieros y poseedor de un gran imperio económico, predicaba cinco puntos de disciplina para transformar «hogares y pueblos»: «Silencio», «Limpieza», «Servicio», «Amor» y «No odio».

David Placer destaca que paradójicamente la Venezuela de Maduro es la antítesis de esos cinco puntos.

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Cuando se le pregunta el porqué de la afición a lo esotérico de los presidentes venezolanos, dice que es producto de «la soledad del poder» y de «no poder confiar en nadie».

Según dice, no solo quieren que les predigan su futuro y les adviertan de conspiraciones y otros males, también pueden pedir a sus brujos «pisotear» a sus rivales y enemigos.

Sobre el famoso episodio del «pajarito» que Maduro contó que se le apareció y le dijo que era el difunto Chávez, señala que puede deberse a que cree en la reencarnación como el fallecido presidente, una creencia del hinduismo.

Hay algunos que piensan que lo dijo para caer bien al pueblo o para exponer gráficamente su comunión con Chávez, pero Placer piensa que «de verdad él cree en esas cosas».


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