NOTICIACRISTIANA.COM. – Usando camisetas deportivas con la frase «I Got Chipped», unos 40 empleados de Three Square Market, una empresa que fabrica quioscos de sándwiches para reemplazar las máquinas expendedoras, recibieron pequeños microchips del tamaño de un arroz en sus manos.
Los funcionarios de la compañía dijeron que el implante es por conveniencia, una forma de evitar el uso de insignias corporativas e inicios de sesión en computadoras. Ahora pueden hacer que un lector lea sus manos, como usar un teléfono inteligente para pagar los productos.
A la compañía le gustaría ver pagos hechos en efectivo, como lo hacen los usuarios de iPhone con Apple Pay. Pero en este caso, los consumidores usan sus manos en lugar de un teléfono inteligente para pagar.
El microchip no es un rastreador ni tiene GPS, por lo que el jefe no puede seguir sus movimientos, dicen los funcionarios de la compañía. Aun así, para aquellos que se preocupan de por qué el Big Brother -Gran Hermano- tenga más control sobre nuestras vidas, el presidente de Three Square Market, Patrick McMullan, dice que debe «levantar su teléfono celular y tirarlo».
Los chips son de Biohax Suecia, una compañía que afirma tener casi 3.000 personas usándola en Europa. El fundador de la compañía, Jowan Osterlund, ha establecido alianzas con compañías para pagar la instalación de chips a los empleados o para distribuirla en ferias tecnológicas.
Tres empleados de Square Market dijeron que estaban instalando el microchip para formar parte de un equipo más grande y ayudaron a desarrollar la tecnología.
La ceremonia del microchip se llevó a cabo en la cafetería de la compañía, donde un tatuador local estuvo presente para realizar la instalación.
Todo el proceso tomó alrededor de un minuto. Todo comenzó con la limpieza de la piel, tan pronto como se encontró una mancha en la mano para aplicar, el empleado le pidió que inhalara y exhalara mientras se insertaba la jeringa con el dispositivo. Entonces se instaló el microchip y se colocó un vendaje sobre el lugar.
«La picadura duele más que la inyección», dice McMullen. «Dolió durante aproximadamente una hora y media más tarde, pero ahora está volviendo a la normalidad».
Pero lo que parecía normal en Wisconsin funcionó de manera diferente en Internet, donde se hicieron muchas críticas. Una persona preguntó: «¿No leen la Biblia?».
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