NOTICIACRISTIANA.COM- Uno de los temas más incómodos, con los que cualquier iglesia tiene que lidiar o hablar, es la disciplina de la Iglesia. En un sentido amplio, las “disciplinas” de una iglesia, podrían referirse a cualquier enseñanza, que se desarrolle dentro de ella, como la disciplina positiva, la disciplina formativa, y la disciplina negativa o correctiva.
Entonces… ¿Que dice la Biblia acerca de la disciplina eclesiástica sana o correcta?
1. No es fácil, pero es necesario: Corregir el comportamiento, en general no es necesariamente una experiencia agradable ¡Para cualquiera! Esto no va solo para la iglesia, va para todo tipo de disciplina en la vida. Como dice el escritor de Hebreos: “Ninguna disciplina parece agradable en el momento, sino dolorosa”.
2. No es discriminatorio: La disciplina de la iglesia, no significa que alguien no sea amado, que no sea querido, o incluso que no sea bienvenido para asistir a un servicio de adoración, u otras funciones de la iglesia, debido a quienes son o lo que han hecho.
3. Aumenta la sabiduría: Al contrario de lo que sentimos al respecto, o de la experiencia que hayamos tenido al respecto, la disciplina es un buen ejercicio. Recibir corrección y disciplina, es en realidad una señal de sabiduría, según las Escrituras. Uno de los temas comunes en el Libro de Proverbios, es la disciplina.
4. Revela el amor del Padre: Cuando miramos el panorama general de la iglesia, cuando los padres disciplinan a sus hijos, o cuando una iglesia disciplina a sus miembros, estamos siguiendo el ejemplo que Dios ya nos ha dado, cuando disciplina a sus hijos e hijas.
5. Llama al arrepentimiento: Si nos disciplinamos y corregimos nuestro propio comportamiento, entonces no habrá necesidad de que Dios, u otros intervengan, y nos disciplinen. Es una de las principales formas en que vivimos nuestra propia fe.
6. Crea responsabilidad: Por último, Jesús presenta un plan para corregir a un hermano o hermana en Cristo, en Mateo 18.
¿Por qué importa esto?
La disciplina de la iglesia, es una “píldora” difícil de tomar para todos nosotros, y aún más difícil, para los líderes de la iglesia, debido a la gran responsabilidad que conlleva su autoridad.
Que Dios nos dé más sabiduría para aprender a disciplinarnos mejor, para aceptar la corrección y la disciplina de los demás, y para ser audaces, (o tener “valor contracultural”, como lo expresó un escritor), al dar corrección amorosa a otros creyentes, para la meta de “justicia y paz”.
Artículo por: Christianity.com.
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