Plan de Dios: sacrificio de Jesús y supervivencia de satanás

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NOTICIACRISTIANA.COM.- La pregunta de por qué Dios permitió la muerte de su único Hijo, Jesucristo, para la redención de los pecados de la humanidad, mientras aparentemente permitía la existencia continua de su adversario, Satanás, es un profundo enigma teológico que muchos creyentes encuentran en su camino de fe.

Para abordar esto, es necesario observar más de cerca las Escrituras bíblicas, que brindan ideas clave sobre la naturaleza de Dios, Sus propósitos para la humanidad y la batalla cósmica entre el bien y el mal.

Plan de Salvación

En la teología cristiana, la crucifixión de Jesucristo es fundamental para el plan de Dios para la salvación de la humanidad. Juan 3:16 expresa lo expresa claramente. El sacrificio de Jesús es visto como la máxima expresión del amor y la misericordia de Dios. Tiene múltiples propósitos. Principalmente, es una expiación por el pecado.

Según Romanos 3:23-25, todos los humanos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios. La muerte de Jesús es vista como la expiación por estos pecados, ofreciendo reconciliación entre la humanidad y Dios.

Además, el sacrificio de Jesús cumple numerosas profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías que sufriría y moriría por los pecados de la humanidad (Isaías 53). Al resucitar de entre los muertos, Jesús venció la muerte y proporcionó un camino para la vida eterna (1 Corintios 15:54-57).

Este acto de sacrificio no se trata sólo de pagar el precio por el pecado sino también de demostrar el profundo amor y la justicia de Dios. Aborda el problema del pecado y la separación que causa entre la humanidad y Dios. (Leer Romanos 5:8). Este acto de sacrificio cierra la brecha entre la santidad divina y la pecaminosidad humana.

Satanás en el plan de Dios

Sin embargo, a pesar de este monumental acto de amor, Satanás, a menudo llamado «el adversario» o «el acusador», continúa existiendo y operando en el mundo. La teología cristiana postula que la existencia continua de Satanás sirve para varios propósitos dentro del plan soberano de Dios.

Dios creó a los humanos con libre albedrío, permitiéndoles elegir entre el bien y el mal. La presencia de Satanás proporciona el contexto para las pruebas morales y el ejercicio del libre albedrío. Esta elección es vital para el amor y la obediencia genuinos a Dios. Sin la opción de elegir lo contrario, el amor y la obediencia carecerían de verdadero significado.

La existencia del mal y de Satanás, en última instancia, resalta el contraste entre la bondad de Dios y la omnipresencia del pecado. A través de la lucha contra el mal, la rectitud y la justicia de Dios se revelan más plenamente.

La presencia del mal proporciona un telón de fondo contra el cual la bondad de Dios brilla más brillantemente. Esta lucha cósmica subraya la realidad del libre albedrío y la naturaleza de la lucha moral inherente a la experiencia humana.

Juicio final

La escatología cristiana enseña que habrá un juicio final donde Satanás y todo mal serán derrotados decisivamente (Apocalipsis 20:10). Este evento es parte del diseño soberano de Dios. El juicio final garantiza que prevalezca la justicia y que Satanás y todo mal sean erradicados. Esto allana el camino para la restauración de la creación, donde habita la justicia (2 Pedro 3:13).

2 Pedro 3:9 proporciona una idea de la paciencia de Dios y su plan a largo plazo. La demora en destruir a Satanás es una expresión de su deseo de que todas las personas tengan la oportunidad de arrepentirse y volverse a él. Esta paciencia divina subraya el deseo de Dios de que todos sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4).

La fe en Jesucristo transforma vidas y fortalece a los creyentes para resistir el mal. Efesios 6:10-18 describe la «armadura de Dios» que los cristianos están llamados a usar para resistir las artimañas del diablo.

Esta metáfora ilustra que, mientras Satanás existe, Dios equipa a los creyentes con los recursos espirituales para vencer su influencia. Los cristianos están equipados con el Espíritu Santo, quien les da poder para vivir victoriosamente en medio de la guerra espiritual (Romanos 8:11).

La realidad de la vida eterna a través de Cristo y la certeza de la justicia suprema de Dios obligan a los creyentes a compartir el evangelio y demostrar Su amor de manera tangible, cumpliendo la Gran Comisión (Mateo 28:18-20).

Existencia de Jesús y Satanás

La crucifixión de Jesús y la existencia continua de Satanás sirven para resaltar diferentes aspectos del carácter de Dios y sus planes para la humanidad. El sacrificio de Jesús es el pináculo del amor de Dios, que ofrece redención y vida eterna. Mientras tanto, la presencia de Satanás subraya la realidad del libre albedrío, la naturaleza de la lucha moral y el triunfo final del bien sobre el mal.

En la teología cristiana, la paciencia y la soberanía de Dios son primordiales, asegurando que Sus propósitos se cumplan de manera que produzcan el mayor bien y revelen Su gloria.


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