NOTICIACRISTIANA.COM- A pesar de haber crecido, en una familia atea, Esther Klomp, vivió con muchos amigos cristianos, que le presentaron a Jesús.
Sin embargo, años después, tuvo un verdadero encuentro con Dios, que transformó su vida, y la de muchas personas, informa Guíame.com.
“Tengo raíces judías, y la familia de mi padre, fue asesinada en campos de concentración. Mi madre murió, cuando yo tenía un año y medio, a causa de una rara enfermedad hereditaria, del tejido conectivo.
Ella tenía 27 años, en ese momento. Como resultado, mi padre no tenía ningún interés, en la religión”, le dijo Esther a Revive. Cuando era niña, se interesó por un evento, que tenía lugar, en una iglesia evangélica local.
Animada por una amiga, comenzó a asistir a los servicios: “No entendía por qué nunca me dijo, que la iglesia era tan divertida. Esta gente estaba muy feliz. No lo entendí, pero pensé que era genial”.
Durante este período, Esther todavía, extrañaba mucho a su madre y, en su inocencia, creía que podía hablar, con el difunto. Un día, un cristiano le explicó que, en lugar de hacer eso, podía orar, y hablar con el Señor.
“Se puede orar, pero hay que orar a Dios. Pensé: “Voy a hacer lo que ella dice’”, recordó. Otra amiga le enseñó a Esther, que podía orar en cualquier lugar. «Realmente no sabía nada, al respecto, así que pensé, que no sería posible en bicicleta, porque no puedes cerrar los ojos», dijo.
Pero el amigo añadió: “No, también se puede hacer, con los ojos abiertos. Estaba completamente abierta, la fe es algo sencillo para un niño. Paso a paso, fui creciendo un poco, con todas estas experiencias”, concluyó Esther.
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