NOTICAICRISTIANA.COM.- En medio de una sucesión de escándalos que han sacudido el ámbito evangélico, el pastor Shane Idleman, de la Westside Christian Fellowship en California, alzó la voz contra lo que llama una creciente “idolatría” hacia pastores, cantantes e influencers cristianos. Según él, esta exaltación de personalidades carismáticas, impulsada por la cultura digital y el entretenimiento, ha generado estructuras frágiles y peligrosamente alejadas del modelo bíblico.
Carisma sin carácter
El pastor Idleman alerta sobre una tendencia preocupante: la priorización del carisma sobre el carácter, y la confusión entre popularidad y madurez espiritual. Afirma que:
“La definición bíblica de liderazgo enfatiza la fragilidad en vez de la exaltación, y la humildad en vez de la arrogancia”.
Critica también el blindaje de algunos líderes frente a cualquier cuestionamiento, donde expresiones como “no toques al ungido” sirven de escudo ante la responsabilidad pastoral.
En lugar de consejeros espirituales, muchos líderes se rodean de admiradores. Para Idleman, eso impide la corrección necesaria:
“Uno de los mayores motivos por los cuales estas personas no se arrepienten es que tienen muchos fans y pocos ‘amigos verdaderos’”. Y agrega: “Muchas veces, no es gracia lo que motiva el silencio de quienes los rodean, sino falta de osadía y cobardía.”
Idleman también se pronuncia contra la costumbre de espiritualizar toda crítica, como si cada señalamiento fuera un ataque demoníaco. “Muchas veces, es Dios, y no el enemigo, que quiere hacer una obra profunda en nuestro carácter”. Y advierte sobre el peligro de proteger la imagen personal en lugar de vivir con transparencia el Evangelio.
Ascensión apurada, caída profunda
La velocidad con la que algunos líderes alcanzan visibilidad sin estar preparados también preocupa. A menudo, los errores son respondidos con comunicados elaborados, pero sin señales claras de arrepentimiento.
“La peor cosa que la máquina ministerial puede hacer es elevar líderes y celebrar su estatus, pues eso alimenta la ambición en vez de la ruina”.
Idleman concluye llamando a volver a una espiritualidad centrada en Cristo y marcada por el servicio humilde. “El arrepentimiento es la única cura”. Y cierra con una advertencia a líderes que justifican sus acciones: “Dios realmente sabe lo que está ocurriendo”, dijo en un artículo para The Christian Post.
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