VENEZUELA. – Hubo un aumento récord de los casos de suicidio entre los venezolanos. La situación ha asustado y desgastado a los médicos que trabajan en el hospital universitario de Mérida. El Estado tiene cerca de 1 millón de habitantes, y sólo en el año 2017, esa región ya ha constatado más de 19 suicidios por cada 100 mil habitantes.
A nivel de comparación, en Estados Unidos, el número de suicidios anuales es de 16 (en promedio) por cada 100 mil estadounidenses. «Vivimos entre el terror y la impotencia», dijo Ignacio Sandia, jefe del departamento de psiquiatría. El médico considera «aterrorizante» ese cuadro y lamenta no poder hacer nada más para ayudar a las personas que son más afectadas por la crisis en el país.
En la gran Caracas, había 131 suicidios en junio y julio, según un documento de la policía nacional de investigación, obtenido por Bloomberg News. Esto implica un total, este año, de 786 sólo en la capital.
Mérida antes y después de la crisis
Este Estado es un poco menor que Connecticut (EE.UU.). Ya fue muy conocido por sus ciudades agrícolas tranquilas y picos cubiertos de nieve. Además de haber sido el mayor centro estudiantil y turístico del occidente venezolano.
Hoy, la sede de la prestigiosa Universidad de Los Andes, perdió a sus estudiantes. Se fueron y se llevaron también el optimismo contagioso de los jóvenes.
Turísticamente, la mayor atracción es el teleférico más alto y el segundo más largo del mundo. Pero la triste situación no atrae más a los extranjeros. Actualmente, los apagones perturban la región. La escasez de gasolina y de transporte público obliga a los residentes a atracar en las calles repletas de basura.
Silencio de las autoridades
El gobierno autocrático del presidente Nicolás Maduro, que suele quedarse en silencio, no ha sido transparente en relación a las muertes. Así como con las estadísticas de inflación, homicidios y VIH.
Los últimos datos confiables del Instituto Nacional de Estadísticas de Venezuela son de 2012. Hace 6 años, todo el país tuvo 788 suicidios. En los últimos años, sin embargo, este tipo de muerte se ha vuelto común en una población asolada por la hiperinflación, el hambre y la emigración masiva.
El sistema público de salud dice que esto se debe a la falta de medicamentos antidepresivos y ansiolíticos. Los expertos de los servicios de salud mental también apuntan a la soledad que las personas sienten a medida que los seres queridos se van. «Una sensación de desesperanza se toma en cuenta y la gente ve que no hay salida», concluyó la psiquiatra Minerva Calderón, de Caracas.
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