NOTICIACRISTIANA.COM.- El Espíritu Santo es la persona que Cristo dejó para enseñar, a guiar a los creyentes en el camino de la Verdad.
En el programa “Cristo es vida”, el Ap. Arnold Ballesteros, enseña sobre la vida cristiana completamente dependiente del Espíritu de Dios.
El apóstol comienza el estudio con el pasaje de Filipenses 3:3 que dice “Porque nosotros somos la circuncisión, los que servimos en espíritu a Dios, y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.”
El creyente y su vida en el Espíritu
- Adoración. Sin el Consolador, el creyente no puede adorar a Dios verdaderamente. La adoración es sinónimo de rendición y entrega completa al Señor. Como ejemplo, habló sobre la mujer que rompió el frasco de alabastro. Estaba completamente rendida y adoró al Señor con todo su ser.
- Guía. El creyente está llamado a vivir por y en el Santo Espíritu.
- Oración. La oración desconectada del Espíritu, es una oración débil, basada en los propios pensamientos y no bajo la voluntad de Dios. Él es quien nos guía en la oración. (Jud. 1:20 y Ro. 8:26-27)
También acrecentó que la garantía de que Dios escucha es que «pedimos conforme a su voluntad». El Espíritu Santo es quien ayuda a orar según la voluntad de Dios. (Ap. 2:23, 1 Jn. 5:14-15). «Debemos orar en todo tiempo, guiados por el Espíritu. No hay otra forma de hacerlo. (Ef. 6:18).»
- Amar es fruto del Espíritu Santo. Para amar así, debemos experimentar vivir en el amor que nace del Él. (Col. 1:8).
- La paciencia es un fruto del Espíritu. Las pruebas producen paciencia, y de esta paciencia fluye la evidencia de quienes ven, oyen y obedecen al Señor. (Ro. 5:3-5).
- Obediencia. Solo con el Espíritu se puede obedecer la verdad. «La purificación de nuestras almas ocurre al obedecer la verdad mediante el Espíritu.» (1 Pe. 1:22).
De acuerdo al Ap. Arnold Ballesteros “no se puede orar, servir, adorar, obedecer, amar por nuestra propia voluntad. Es necesario tener a la tercera persona de la Trinidad para lograrlo”.
“Hoy se vive el evangelio sin el espíritu de Dios”. El evangelio verdadero es totalmente dependiente de Dios, del Espíritu Santo, Jesús. “Ni siquiera deberíamos abrir la Biblia sin el Él. Es un peligro abrir la Palabra con una mente carnal porque brotan las ideas y las imaginaciones” expresó.
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