NOTICIACRISTIANA.COM.- La respuesta común es que debemos hacerlo por amor a Dios, no por beneficio personal. Suena correcto, pero la Escritura ofrece una perspectiva diferente.
Hebreos 11 nos muestra que Moisés renunció a poder y privilegios, eligiendo identificarse con los esclavos judíos. ¿Por qué? No solo por amor y gratitud, sino porque «miraba a la recompensa» (Hebreos 11:26). La carrera de Moisés se centró en este pensamiento.
Como Moisés, Pablo en el Nuevo Testamento también reverenciaba estas recompensas, mencionando a menudo la recompensa que recibiría en «ese Día» (2 Timoteo 1:12; 4:7-8). Martín Lutero compartía esta visión, destacando la importancia de «ese Día» como un momento de equilibrio, recuperación y recompensa por todos los sacrificios.
Jesús mismo dijo: “Regocijaos en aquel día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa es grande en el cielo” (Mateo 5:12).
Estas recompensas no son meros símbolos, sino que emocionarán y satisfarán más allá de lo que podamos imaginar, impactando nuestra eternidad de manera significativa.
La mayoría de los cristianos saben poco sobre estas recompensas y no muestran curiosidad al respecto, viéndolas como recuerdos simbólicos en lugar de premios significativos. Pero estas recompensas superan cualquier reconocimiento terrenal y serán eternas, internalizadas en nuestro ser exaltado y no limitadas a una ceremonia.
A Jesús le emocioba la recompensa
Para muchas personas, las recompensas de Dios nunca influyen en sus decisiones o oraciones. Sin embargo, Jesús estaba emocionado por estas recompensas y hablaba de ellas constantemente. La Escritura no apoya la idea de relegar las recompensas a un estatus secundario. Colosenses 3:23-24 dice: «…todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor… sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa».
Ignorar estas recompensas asegura una pérdida lamentable. El autor y teólogo Matthew Henry dijo: «Debería ser el negocio de cada día prepararse para el último día». Esta preparación estabiliza nuestra voluntad y fortalece nuestra resolución. Los que no piensan en las recompensas se sentirán abrumados y desearán haber estado preparados.
Por su parte el auto A.B. Simpson nos desafía a despertar de la apatía y la futilidad, recordándonos que tenemos una corona gloriosa que ganar.
Estas recompensas, una vez entendidas, superarán cualquier honor terrenal, ofreciendo una emoción insuperable y duradera. C.S. Lewis también nos advierte que nuestros deseos no son demasiado fuertes, sino demasiado débiles, en comparación con las asombrosas recompensas prometidas en los Evangelios.
Artículo escrito por JW Phillips en Crossmap.
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