El autor Denise Kohlmeyer escribió en el portal Crosswalk.com sobre la relación que tienen los pasajes de la Biblia con el arte.
En desarrollo del texto menciona que todas las expresiones artísticas como escribir, pintar y esculpir, cantar, bailar y actuar, y muchas otras, son dones de Dios, quien es el primero y exaltado Creador.
A continuación, las manifestaciones artísticas de Dios en las Escrituras:
1. Creación
Desde el primer versículo del Génesis, se presenta a Dios como el Artista original, que crea el universo, seres celestiales, la Tierra, vegetación y animales a partir de la nada mediante su imaginación y palabras.
Génesis 1 muestra las habilidades creativas y artísticas de Dios, formando su creación con orden y estructura. Jason McConnell destaca en su libro «Beholding Beauty: Worshiping God Through the Arts» que esta creación no es aleatoria, sino que sigue un plan y patrón claros.
2. Humanidad
Los humanos son la forma más elevada de arte divino, según principios teológicos y pasajes bíblicos como Efesios 2:10 y Salmo 139:14. Estos versículos indican que los humanos son una «obra manual» o «obra maestra» de Dios, creados a partir de la tierra para reflejar su imagen, como Adán y Eva.
A diferencia de otras criaturas, los humanos poseen características únicas como intelecto, emoción y voluntad, que los distinguen como la cúspide de la creación artística de Dios.
3. Tabernáculo del desierto y templo de Jerusalén
Cada elemento usado en el servicio del tabernáculo, incluyendo muebles y vestiduras sacerdotales, fue elaborado cuidadosamente por artesanos talentosos como Bezalel y Oholiab, según instrucciones detalladas dadas a Moisés (Éxodo 31:2-6, 30-32).
Dios insistió en una artesanía meticulosa porque el tabernáculo era sagrado y debía reflejarlo, utilizando solo materiales preciosos proporcionados por los egipcios durante el éxodo. Estos materiales (oro, plata, perlas, bronce, hilo de seda, madera de acacia) demostraban que la gloria de Dios estaba por encima de lo común y que su adoración debía ocurrir en un entorno que igualara la belleza de su majestad.
Artistas: creados para ser creativos
Efesios 2:10 indica que los creyentes son creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras que Dios preparó de antemano.
Estas obras incluyen ministerio, evangelización, enseñanza, servicio y hospitalidad, así como expresiones artísticas que exaltan a Dios y comparten el Evangelio de manera efectiva.
Jesús ejemplificó esto al enseñar a través de parábolas, utilizando historias de la vida real para revelar verdades sobre Dios y su Reino. Así, cualquier talento artístico debe usarse para reflejar a Dios. Según Colin Ma, aprovechar los dones creativos es una forma de alabar al Señor y maravillarse ante las maravillas de la vida.
Artistas: creados para ser colaboradores
Los creativos no crean solos, sino que colaboran con una fuerza superior. Madeleine L’Engle y Abraham Kuyper sostienen que la creatividad proviene de Dios, quien es el primer Artista. Según Kuyper, todos los elementos del arte tienen su origen en Dios.
Arte: creado para exhibir a Dios
El arte está destinado a reflejar las características inmutables de Dios, mostrando su belleza y majestad en diversas formas.
Según GotQuestions.org, el objetivo del arte que glorifica a Dios es elevar el alma y resaltar la santidad, poder y gracia divina.
Aunque el talento artístico no es exclusivo de los creyentes y puede ser mal utilizado, incluso los artistas seculares pueden crear obras que reflejen a Dios y nos acerquen a Él.
Adi P. de The Gospel Coalition señala que el buen arte, independientemente de su creador, puede ayudarnos a comprender mejor a Dios y sus atributos.
Arte: un componente curativo
El arte, en sus diversas formas, puede tener un efecto curativo en el alma herida y proporcionar beneficios emocionales y mentales.
Participar en actividades artísticas como la fotografía, el dibujo, el baile o la actuación puede mejorar la salud emocional y mental.
Según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, la arteterapia ayuda a expresar pensamientos y emociones, reduce el conflicto y la angustia, mejora las funciones cognitivas y fomenta la autoestima y la resiliencia. El ejemplo bíblico de la serpiente de bronce en Números 21:8-9 sugiere que Dios puede haber diseñado el arte para brindar una apariencia de curación.
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