NOTICIACRISTIANA.COM.- La estabilidad es un deseo natural del corazón humano. Queremos sentirnos seguros, tener nuestras necesidades cubiertas y vivir en paz. Sin embargo, como cristianos, debemos ser conscientes de que este deseo puede convertirse en idolatría si no es manejado correctamente.
Pero, ¿cuándo exactamente se cruza esa línea? Veremos esta cuestión desde una perspectiva bíblica.
La idolatría es la adoración de ídolos o dioses falsos. En un contexto más amplio, puede referirse a cualquier cosa que colocamos en un lugar superior al de Dios en nuestras vidas.
En Éxodo 20:3-4, Dios nos da el primer mandamiento:
«No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra».
Aquí, la prioridad es clara: Dios debe ocupar el primer lugar en nuestras vidas.
Estabilidad y dependencia en Dios
Hay muchos tipos de estabilidad que el ser humano busca. Tenemos la estabilidad financiera, emocional, laboral, familiar, espiritual, la tan popular hoy en día, estabilidad mental, y etc. Es todas las áreas de nuestra vida, correr atrás de lo estable, si no se cuida, incurrimos en pecado.
Dios nos llama a depender de Él para nuestra estabilidad, sea cual sea la que buscamos o necesitamos.
En Mateo 6:31-33, Jesús nos dice:
«No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas».
Aquí, Jesús nos enseña a confiar en Dios para nuestras necesidades básicas, poniéndolo a Él en primer lugar.
Indicadores de idolatría
Buscar estabilidad se convierte en idolatría cuando:
1. Se Vuelve nuestra Prioridad Principal: Si nuestra búsqueda de estabilidad desplaza nuestra devoción, tiempo, recursos y obediencia a Dios, hemos cruzado la línea.
Jesús dijo: «Nadie puede servir a dos señores» (Mateo 6:24). Esta declaración subraya la importancia de mantener nuestra lealtad y devoción exclusivamente a Dios.
2. Causa Ansiedad Excesiva: La preocupación constante por nuestra seguridad y bienestar puede ser un indicador de que no estamos confiando en Dios.
Filipenses 4:6-7 nos exhorta: «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».
La paz que proviene de Dios debería ser nuestra verdadera ancla.
3. Impide la Generosidad: Si nuestro deseo de estabilidad nos lleva a ser egoístas y a acumular bienes en lugar de ser generosos, hemos puesto nuestra confianza en las riquezas y no en Dios.
En 1 Timoteo 6:17-19, Pablo aconseja: «A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos».
Aquí se enfatiza que nuestra confianza debe estar en Dios, no en nuestros recursos.
La estabilidad verdadera
La verdadera estabilidad, en todas las áreas, viene de confiar en Dios, no en nuestras circunstancias.
En Hebreos 13:5-6, leemos: «Sea vuestra conducta sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre».
La promesa de la presencia constante de Dios nos ofrece una base firme para nuestra vida.
Además, debemos recordar las palabras del Salmo 46:1: «Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones».
Esta seguridad divina debe ser el fundamento sobre el cual construimos nuestra vida.
Buscar estabilidad no es inherentemente malo, pero debemos ser vigilantes para no permitir que este deseo se convierta en un ídolo en nuestras vidas.
Al mantener nuestra confianza y devoción en Dios, y al recordar que nuestra verdadera seguridad está en Él, podemos evitar caer en la trampa de la idolatría.
En resumen, siempre que nuestra búsqueda de estabilidad nos aleje de nuestra dependencia en Dios y nuestra misión de vivir para su gloria, es momento de reevaluar nuestras prioridades. La paz verdadera y duradera solo se encuentra en una relación profunda y confiada con Dios, nuestro refugio y fortaleza.
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